Toan José Castelao nos invita a su nueva exposición individual en el Museo-Taller Luís Nishizawa, donde nos cautiva con su sello poético. La profundidad y el silencio caracterizan esta nueva muestra de patente madurez artística.

Toan José Castelao, rescata de la vida la humildad para representar soberbiamente el sentimiento mas sublime de su ser: el dibujo, transformado en paisajes desérticos del norte del país; rescata de la existencia de la nada, el negro que al mismo tiempo es matiz que permea para dar lugar a la luz. En sus paisajes, José Castelao da origen a la claridad desértica; de su más limpida imaginación pulcra recrea los momentos de la naturaleza y transforma el desierto y su entorno en monumentales paisajes de tristes horizontes, nostálgicos y melancólicos inmersos de gran capacidad creativa y sobre todo intensa meditación. Paz, sosiego, tranquilidad y quietud son una constante, a la vez que el nacimiento de la luz se patentiza en sus composiciones creadas a1 natural en la yerma sabana de Sonora y de la doncellez de las islas de Baja California. Paleta discreta, límpidas y desleídas tonalidades son las características principales de su dibujo; sobriedad, Concentración rnisantrópioa y meditación denotan laboriosidad y a la vez síntesis estética de las formas conjugadas de volatiles transparencias en su atmósfera paisajista, donde los contrastes tonales de blanco y obscuro destacan lo candente y árido del desierto. Contemplar los paisajes de José Castelao es oirlos hablar, es levítar en sus horizontes profundos y sin fin; son paisajes nitídos de impecable pureza, armonía, transparencia y movimiento, paisajes que atrapan la magia y el espectáculo de la naturaleza. Su sensibilidad le permite visualizar y ‘escuchar los más mínimos y severos detalles del desierto, Toan todo lo oye y lo percibe con hábil imaginación de gran artista esa es su lucha, es su vocación porque busca y encuentra inequívocamente sus composiciones. Plenitud y vigor se fusionan en los contenidos de sus múltiples Creaciones, sean paisajes naturales o urbanos; de la figura humana (retratos) esplende vitalidad, lo que revela la solidez artística del expositor.

– Juan Manuel Reza González