La técnica de óleo es aún hoy en día uno de los medios de pintura más interesantes del mercado. Tiene múltiples posibilidades distintas, a las cuales se puede acceder con agregados de diferentes medios y materiales, como aceites, ceras, barnicetas y barnices, entre otros. Sin embargo, uno de los complementos más importantes de la técnica de óleo es la imprimatura.

La imprimatura correcta para la técnica de óleo no sólo da blancura al lienzo y se adapta a las características físicas flexibles del óleo, sino que permite al material mantener una óptica de alta calidad visual a lo largo de la vida de la obra. Hay varias características de una pintura al óleo que, de no utilizar la imprimatura correcta, se verían comprometidas con el paso del tiempo.

Cornelius Norbertus Gijsbrechts - Trompe l'oeil. The Reverse of a Framed Painting

Cornelius Norbertus Gijsbrechts - Trampantojo. El Reverso de una Pintura Enmarcada

La técnica del óleo nació de una técnica de temple de barniceta a la cual se le fue adicionando una cantidad cada vez mayor de aceite, hasta volverla más óleo que temple. Este descubrimiento técnico que se le atribuye a los hermanos Van Eyck, hizo que esta técnica de temple se volviera más densa, con colores más profundos y a la vez más flexible.

Durante muchos siglos antes del nacimiento de la técnica de óleo, la pintura en Europa se producía principalmente sobre muros y sobre tablones rígidos de madera conocidos como retablos. Esto se debía a que los medios de pintura existentes eran rígidos, lo cual implicaba que no podían ser utilizados sobre superficies flexibles como bastidores de tela. El nacimiento de la técnica de óleo permitió comenzar a trabajar sobre bastidores blandos. No obstante, esto no ocurrió inmediatamente después del descubrimiento del óleo; pasaron años antes de que se experimentara lo suficiente como para desarrollar, no sólo la técnica de óleo, sino las técnicas y materiales que lo complementaran de mejor manera y que permitieran explotar sus cualidades al beneficio de los pintores.

Madonna of Chancellor Rolin, Oil on panel, c. 1435. 66cm x 62cm. Musée du Louvre, Paris

Jean van Eyck, Madonna of Chancellor Rolin, Oil on panel, c. 1435. 66cm x 62cm. Musée du Louvre, Paris

En un esfuerzo por aumentar el formato de los cuadros religiosos y para facilitar el transporte de lienzos para pintar cuadros costumbristas -en los que se retrataban escenas de la vida de los reyes, como las salidas de cacería o los días de campo en la campiña-, los artistas se vieron obligados a buscar tratamientos mas elásticos para su pintura. La pintura pasó de ser exclusiva para muros y retablos -ambos con superficies rígidas-, a ser pintura de caballete o pintura sobre tela, técnicas preferibles por ser enrollables, ligeras y fáciles de transportar. Este tipo de pintura sólo fue posible gracias a las cualidades del óleo, y particularmente a las cualidades de su medio: el aceite. El aceite, así como permitió realizar cuadros sobre bastidores blandos, también permitió que los formatos de la pintura de caballete crecieran dramáticamente, ya que al ser flexible, ésta dejaba de ser tan propensa a craquelarse con el movimiento.

Para producir este tipo de lienzos de gran formato, que pudieran ser enrollados, tuvo que adecuarse una imprimatura que tuviera las mismas características flexibles que el óleo; esto fue posible agregando aceite a la imprimatura de creta, con la misma finalidad de volverla flexible. De esta forma nacieron la imprimatura de media creta y la imprimatura de aceite.

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Pintura al temple sobre panel de madera

Tanto la imprimatura de media creta, como la imprimatura de aceite, son elaboradas con los materiales tradicionales de la imprimatura de creta (agua destilada, carbonato de calcio, cola de conejo y blanco de zinc), sumándole aceite de linaza refinado. Al ser usada con técnicas de óleo, temple de barniceta o técnica veneciana, esta imprimatura tiene la gran ventaja de que, debido al aceite que contiene, las partículas de aceite -tanto del medio como de la imprimatura- se adhieren unas a otras, generando una sola materia unificada.

A diferencia de otras imprimaturas para óleo que no contienen aceite, como las de gesso acrílico que son tan comunes en el mercado, las imprimaturas de aceite y de media creta tienen la ventaja de que al unificarse las capas de pintura con la imprimatura, ambas envejecerán de forma similar y con un ritmo en común. El beneficio que esta peculiaridad conlleva es que aun si la pintura con los años se craquelara, no se vería comprometida, pues ésta formaría parte de las capas profundas de la imprimatura no sólo por absorción, sino por adhesión molecular, significando que su vida sería mucho más extensa y de una forma más óptima. La imprimatura de gesso acrílico, por otro lado, no comparte un mismo tipo de moléculas con el aceite y por desgracia, debido a que ambos materiales envejecen de manera distinta, estos tienden a tener problemas que surgen con el paso de los años. Los grandes problemas de los acrílicos, al ser utilizados junto con materiales orgánicos como el óleo, se deben a que todos los acrilatos se acidifican con el tiempo y aceleran dramáticamente el proceso de envejecimiento de las partículas de materia orgánica a su alrededor, como las que constituyen el aceite utilizado en la pintura al óleo. Esta reacción provoca con los años la craquelación de las partículas de ambos medios y su expulsión del soporte.

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A pesar de los problemas que la imprimatura de gesso trae a la pintura de óleo y a las ventajas que las imprimaturas con aceite traen al medio, actualmente estas imprimaturas tradicionales han caído en desuso por dos razones: por un lado, la cola de conejo que se usa para producirlas es un pegamento orgánico, lo cual hace que estas imprimaturas preparadas tengan una vida útil de pocos días antes de ser aplicadas, por lo que no pueden ser distribuidas en estanterías de tiendas, donde podrían pasar meses antes de ser compradas por otros. Esto hace que las grandes empresas no puedan fabricar este tipo de imprimaturas en grandes cantidades y exportarlas a distintas partes del mundo, por lo que han preferido recurrir a la venta de imprimaturas acrílicas, transformando el mercado con esta decisión. La segunda razón por la que estas imprimaturas han caído en desuso surge de la primera; debido a que el mercado ya está acostumbrado a la imprimatura de gesso acrílica, pocas personas saben preparar la imprimatura tradicional y la elaboración de ésta es, en cierta medida, complicada. Por sus características, las imprimaturas de aceite y media creta requieren ser preparadas en el momento y es un proceso que, si bien no es largo, tampoco es inmediato. Además, la preparación de ambas tiene la complejidad de usar elementos que tienden a separarse los unos de los otros: el agua y el aceite.

Muchas personas que intentan preparar la imprimatura tradicional fracasan, se rinden después de un intento, y por ello regresan a utilizar imprimaturas acrílicas. Sin embargo, la preparación de las imprimaturas tradicionales para óleo no es tan compleja, sino que requiere únicamente poner atención en ciertos puntos importantes, de los cuales hablaré en la siguiente publicación.

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La imprimatura de acrílico se ha utilizado para sustituir las imprimaturas tradicionales de aceite puesto que ambas son flexibles. Esta flexibilidad permite que las telas que hayan sido imprimadas con cualquiera de éstas puedan ser enrolladas, transportadas o almacenadas fácilmente.

Toda tela que haya sido imprimada con imprimatura de aceite tiene la capacidad de ser enrollada al ser desmontada de su soporte, del mismo modo que las de acrílico. Esto vuelve a la imprimatura de aceite y a la técnica de óleo ideales para pintar cuadros que deben viajar para ser expuestos en lugares lejanos, ya que permite ahorrar gastos de envío y embalaje, razón que hizo de esta técnica una de las más utilizadas por los pintores del barroco y épocas posteriores. Sin embargo, pese a que ambas imprimaturas son flexibles, hay muchas otras características que no comparten: interesantemente, las peculiaridades visuales de aquello que se pinta sobre gesso acrílico, o sobre imprimaturas de aceite, termina con características visuales distintas, sobretodo cuando al pintar se toma en cuenta la refracción de la imprimatura. La razón de estas diferencias es que las características del aceite y la cola de conejo de las imprimaturas tradicionales tienen una refracción lumínica mucho más alta que las de gesso, pese a no ser tan blanquecinas. Esto permite que lo que sea pintado sobre ellas tenga propiedades visuales imposibles de generar con las imprimaturas acrílicas, sobretodo cuando se pinta por medio del uso de veladuras.

En nuestro próxima publicación daré la receta de la imprimatura de media creta y explicaré, paso por paso, cómo prepararla y aplicarla.