Perspectiva por color y composición tridimensional
Entre más se agrisa un color más da la sensación de alejarse y entre más puro y brillante es, más da la sensación de acercarse. Por lo tanto si combinamos ambos factores, tanto la temperatura del color como el agrisamiento podremos generar una fuerte sensación de profundidad, misma que sería imposible si sólo utilizamos uno de estos dos aspectos. La gran ventaja de este fenómeno, es que nos permite pensar nuestros lienzos como espacios tridimensionales virtuales y no solo como planos bidimensionales. Así componer se vuelve más que sólo ubicar pintura u objetos representados sobre un lienzo plano. Además, esta forma de componer se transforma en ubicar objetos y brochazos en un espacio tridimensional, enriqueciendo tanto la experiencia del pintor como la del observador.
A esto le llamamos perspectiva por color y composición tridimensional. Si bien formalmente esta forma de entender el color surgió durante el siglo XX, muchos pintores de épocas anteriores –como Cézanne– se dieron cuenta de ello y lo utilizaron en sus cuadros, incluso más que los pintores actuales. Quizá el más grande ejemplo de ello podemos encontrarlo en la pintura de Velázquez, el llamado por algunos “el pintor de la atmósfera”. Sin embargo existen ejemplos en la pintura europea desde la edad media e incluso hay ejemplos de esto en la pintura de culturas no occidentales.

Diego Velázquez, Las Hilanderas, Óleo sobre tela, 1657-58.

Pieter Bruegel el Viejo, Paisaje de la Huida a Egipto, 1563

Caspar David Friedrich, Moonrise over the Sea (Mondaufgang am Meer), 1822, Alte Nationalgalerie, Berlin

The Iron Forges of Quint circa 1839 Joseph Mallord William Turner 1775-1851 Accepted by the nation as part of the Turner Bequest 1856 http://www.tate.org.uk/art/work/D24823

Hasegawa Tōhaku , Arboles de pino, tinta sobre papel, 1593.