La técnica de encausto: a lo largo de la historia y en la pintura actual
Pese a que la técnica de encáustica es en realidad muy antigua, para nosotros los pintores actuales es relativamente nueva.
Existen cuadros ejecutados en esta técnica (basada en el uso de ceras y resinas) que datan de hace más de 2000 años. Estas antiguas obras de encausto han seducido a muchos artistas a lo largo de la historia, tanto que quisieron emularla sin lograrlo. Entre estos artistas encontramos al célebre Leonardo Da Vinci, quien insistió en buscar el método para que sus cuadros en encausto quedaran con las cualidades de las obras antiguas que él pudo ver en esta técnica, que fueron las pinturas mortuorias de El Fayum.
Uno de los experimentos que realizó Leonardo da Vinci con la técnica de encausto fue pintar con ella sobre muro. Por sus características, el encausto requiere ser cauterizado, y con este fin da Vinci puso fuegos en calderas cerca de sus pinturas, para con ellos sellar la obra y obtener el efecto que deseaba. Por desgracia, la pintura lloró sobre las paredes y terminó en el piso. Da Vinci hizo más experimentos, pero nunca supo cómo lograban los antiguos los resultados que buscaba.
A lo largo de los siglos, muchos otros artistas aparte de Leonardo trataron de lograr la técnica de la encáustica sin éxito, hasta que un buen día de principios del siglo XX, Diego Rivera vio a un fontanero utilizar un soplete para derretir soldadura sobre un tubo de cobre. Fue en ese momento que se le ocurrió utilizar el soplete para cauterizar el encausto, método que funcionó. A partir de entonces, y por vez primera en varios siglos, la técnica de encausto se ha puesto una vez más en uso, obteniendo magníficos resultados.
Aunque hoy en día se sabe que el encausto antiguo se producía con cera y resina, no se sabe qué resinas específicas eran utilizadas. Esto se debe a que en distintas partes del mundo existen distintos árboles y arbustos y, por lo tanto, diferentes resinas. Aunado a esto, los aún existentes cuadros antiguos pintados en esta técnica tienen diferente estado de conservación y, por lo tanto, es virtualmente imposible identificar con certeza los materiales específicos que se utilizaron en su realización. Aun así, tenemos claridad en que se necesitan tres elementos para conformar el encausto: cera, resina y solvente.
El encausto que se ha hecho en México desde la época de Diego Rivera utiliza la resina que en México se conoce como copal; más no cualquier tipo de copal, porque debe ser copal de pino -el cual tiene alta dureza y gran capacidad de pegado- y no copal del árbol "Copal" que encontramos en Oaxaca, ya que es demasiado suave. Si no se usa el copal correcto, el encausto no se endurecerá y lo que pintemos con él se caerá o derretirá en poco tiempo.
Otro importante elemento a considerar a la hora de preparar o comprar encausto es que la cera que contenga necesita ser 100% pura de abeja, sin rastro de parafina o miel. Si el encausto se prepara con parafina, se desmoronará fácilmente, reduciendo dramáticamente la vida de la obra; y si la cera contiene miel, los colores cambiarán y las capas de pintura tampoco secarán.
Los 3 básicos tipos de encausto que encontramos hoy día en el mercado son:
Encausto suave: perfecto para trabajos delicados, contiene más cera que barniz copal.
Encausto medio: para todo uso, contiene 50% barniz copal, 50% cera.
Encausto duro: para texturas e impastos gruesos, contiene más barniz copal que cera.
Estos tres tipos de encausto, así como las materias primas necesarias para producirlos, las pueden encontrar en nuestros productos. Los invitamos a que los conozcan y los prueben. Y para aquellos que deseen profundizar más en esta técnica los invitamos a los próximos curso de encausto que se impartirán en nuestras instalaciones.