Qué son las veladuras y cómo sacarles el mejor provecho en nuestros cuadros
Como mencioné en el texto sobre cómo mejorar nuestra paleta de colores, tomar en consideración el grosor y la delgadez de los pigmentos puede enriquecer considerablemente nuestras posibilidades pictóricas, permitiéndonos nuevos y mejores resultados. Generalmente, los pintores compramos nuestras pinturas fijándonos únicamente en el color que poseen, pero el color no es lo único importante: también deberían interesarnos la delgadez o grosor de las moléculas de nuestros pigmentos, así como los agregados que los fabricantes de materiales puedan haber mezclado con las pinturas que compremos, esto porque el resultado de nuestros cuadros dependerá mucho de estos factores.
El grosor molecular de los pigmentos nos es importante por dos razones: por la posibilidad que ofrece su delgadez, o grosor, para producir sensación de distancia o proximidad en nuestros cuadros, y por los distintos bajotonos y veladuras producidos por los diferentes tipos de pigmentos.
En este texto hablaré principalmente de las veladuras.
¿Qué son las veladuras?
Las veladuras son capas semitransparentes o transparentes de color, que por lo general se colocan sobre otras capas previas de otros colores con el fin de cambiarles el tono, aumentar o disminuir su temperatura o volverlas más oscuras o brillantes. Las veladuras se han utilizado tradicionalmente en la pintura europea desde hace siglos, como parte del sistema de pintura que hoy en día conocemos como "técnica veneciana". Esta técnica contiene elementos que se comenzaron a desarrollar en la Edad Media y que se perfeccionaron con el paso de los siglos.
Uno de sus elementos más importantes es el uso de grisallas previas, las cuales se hacían tradicionalmente con blanco de plomo y y tierras de sombra. Estas tenían la función principal de ayudar a los pintores a determinar los volúmenes de las formas de manera sencilla; una vez que eran bañadas de color por medio del uso de veladuras, permitían que se intensificara la sensación de luminosidad y de obscuridad en los cuadros.
La ventaja que ofrece el uso de grisallas es la brillantez que consiguen los colores con este método. Existen dos formas diferentes de utilizar nuestras pinturas, independientemente del uso de óleo, acrílico, acuarela u otro como medio: una de ellas es aplicar el color en masa y la otra es aplicarlo en veladura. En masa quiere decir utilizar nuestros pinturas en capas gruesas de color, mientras que en veladura quiere decir en capas delgadas. La diferencia entre ambos es la forma en que el color refracta, o es atravesado por la luz, que en ambos métodos es muy distinta.
Como podemos ver en la gráfica anterior, cuando la luz impacta sobre un color grueso (en masa), no tiene la capacidad de atravesarlo, por lo que refracta directo sobre él. Por otro lado, cuando impacta sobre un color delgado (en veladura), lo atraviesa e impacta en el fondo sobre el cual fue colocada esa capa de pintura y al rebotar en el fondo, ilumina la veladura por refracción desde atrás. De esta forma, las veladuras son iluminadas desde dos puntos distintos, directamente e indirectamente por refracción. Esto hace que los colores puestos a manera de veladuras se vean mucho mas luminosos al ser colocados sobre colores claros, o blanqueados, porque la luz sale en cierto grado desde atrás de la pintura. Este mismo fenómeno hace que al colocar una veladura sobre un color obscuro, ésta se vea afectada por la refracción de ese color oscuro, aparentando ser menos vibrante de lo que es.
El uso de las características que la luz da al color, mediante el uso de veladuras, fue aprovechada ampliamente por grandes maestros del pasado como Vermeer y Rembrandt, quienes lograron con ellas una luminosidad y colorido incomparable en sus cuadros. La sensación de luz que estos y otros grandes maestros lograron en su obra, junto con la vibración de algunos de sus colores, sería imposible conseguir si no hubieran tomado en consideración la forma en que la luz incide sobre los colores y la forma en que los materiales de pintura se comportan en relación con ella. La pintura no es -como diría Allen Grensberg- únicamente el vehículo para representar una idea, sino que tiene carácter en sí misma; tiene cualidades y posibilidades que, de no ser comprendidas y empleadas, convierten a la pintura en el simple medio o súbdito de la narrativa. De no ser considerado este carácter, la pintura prevalecería sólo como un vehículo y no como la voz discursiva en sí. Grandes pintores de distintas épocas, como Rembrandt, Velazquez, Monet, Van Gogh, los hermanos Van Eyck y Rothko, entre otros, comprendieron esto e hicieron de la pintura en sí una experiencia por si misma, a través de la comprensión y el uso de las características del material y su interacción con la luz.
Ahora que ya sabemos qué son las veladuras y cómo sacarles provecho, es importante tomar en consideración un nuevo factor: el grosor molecular de distintos pigmentos y sus implicaciones en relación con las veladuras. Hay algunos pigmentos que, por más delgados que los usemos, siempre tendrán moléculas gruesas (como los cadmios, o más aún, los óxidos). Hay otros que siempre permitirán un poco el paso de la luz, aún cuando los utilicemos muy gruesos, como las quinacrodinas.
Cuando trabajamos con veladuras, es importante poner atención al tipo de pigmentos que utilizamos para producirlas, para así conseguir los mejores resultados lumínicos en nuestros cuadros. La forma de saber qué grosor molecular tienen los pigmentos de nuestros pinturas es, o bien investigando sobre las características de las distintas composiciones químicas de pigmentos, o bien -más fácil aún, pero quizá menos preciso-, a partir de la etiqueta de nuestras pinturas.
Por último: cuando seleccionemos pinturas -de óleo, acrílico, acuarela u otros- para ser usadas a manera de veladuras, es importante que sean pinturas profesionales de alta gama. Esto se debe a que prácticamente todas las empresas de materiales de arte agregan a sus pinturas agentes espesantes que conocemos como cargas, los cuales pueden ser estereato de aluminio, estereato de manganeso, caolín, carbonatos o incluso pigmentos blancos y ceras acrílicas. La razón por la que agregan estos componentes es para disminuir la cantidad de pigmento que contienen sus tubos de pintura y así abaratar costos, aunque evitando que sus pinturas se vuelvan exageradamente transparentes y poco tintantes.
Por desgracia, esto hace que las pinturas se vuelvan más opacas y no permitan bien el paso de la luz, lo cual nos estorba para trabajar con veladuras, por todas las razones antes mencionadas. A parte, el uso de cargas cambia drásticamente los bajotonos de los colores -tema que abordaré con detalle en una próxima publicación-, ya que limitan las variables tonales que un pigmento puede producir, debido a que las mismas variables tonales dependen de la densidad molecular; al agregar cargas de otros materiales estas variables se ven muy afectadas. Es por esto que para sacar el mayor provecho a las veladuras, es importante comprar materiales de muy alta calidad y no sólo de gama intermedia.
Para aquellos con presupuesto muy limitado, este tipo de materiales, lamentable- y generalmente, son de alto costo y por lo mismo no se distribuyen más que en tubos pequeños; sin embargo, si se atreven a probar este sistema, verán que los resultados valen la inversión. Existe además la posibilidad de utilizar materiales de gama intermedia en la mayoría de la pintura, dejando a los materiales de alta gama sólo para veladuras en zonas específicas para acentuar todo lo antes mencionado.
Si se desea saber más al respecto del sistema de pintura que hace uso de grisallas y veladuras, recomiendo analizar cuadros de la escuela rusa del siglo XIX. Muchos de sus exponentes utilizaron ampliamente estos elementos para producir gran vibración en el colorido de sus cuadros, dejando una fuerte sensación de luminosidad.