El temple de agua se ha usado desde hace cientos de años y hasta el día de hoy. Pintores como Botticelli y Fra Angelico son famosos por hacer uso de esta técnica, que es valiosa por distintos aspectos que le son particulares, empezando porque permite lograr un colorido sumamente brillante y luminoso. Si se trabaja correctamente y con muchas capas, esta técnica también da un acabado lustroso similar al de la piel de una manzana. Estas particularidades han hecho que el temple de agua se haya vuelto atractiva para muchas generaciones de pintores.
En cierto sentido podría decirse que la técnica de temple de agua ha existido desde hace cientos de miles de años, puesto que el huevo ha sido usado para pintar desde la era de las cavernas. Por lo demás, es interesante que esta técnica fue "descubierta" por culturas aisladas en distintos lugares de la tierra sin que éstas tuvieran contacto con las otras. Se sabe que fue empleada por egipcios y mayas, así como por distintas culturas de Europa. Sin embargo, hoy en día es principalmente famosa por su uso en los íconos medievales y bizantinos.

Fra Angelico, La Adoración de los Magos, temple de agua, 1440/1460.
El temple de agua
La técnica de temple de agua es una técnica en la que sólo se usa la grasa del huevo -la yema- como aglutinante. Cuando lo que se ha pintado con este material seca por completo (después de alrededor de 4 meses) se vuelve una película insoluble al agua. Esta es una de las cualidades valiosas de esta técnica, puesto que la vuelve resistente al ambiente y al paso del tiempo. Así mismo, por las cualidades del tipo de grasa empleada, el temple de agua tiene la cualidad de adherirse con extraordinaria tenacidad a la imprimatura de los lienzos. Tanto así que con el paso del tiempo ambos materiales, tanto el temple como el panel, terminan volviéndose una unidad petrificada.
Al trabajar esta técnica, la grasa del huevo debe diluirse con agua. El agua se emplea para adelgazar el medio -la grasa de yema-, para así lograr distintas calidades matéricas. Éstas van desde impastos ligeros, al usar la yema sin agua, hasta aguadas muy acuosas al usar la yema con mucha agua. La cantidad de agua del temple se determina además con el fin de calcular la saturación de los colores empleada por el artista. A mayor cantidad de agua se usa, menor será la capacidad del temple de contener el pigmento; en cambio, si es menor la cantidad de agua, mayor será la facilidad del medio de cargar pigmento.
En el uso de esta técnica es importante considerar que debe ser trabajada de magro a graso, al igual que la técnica veneciana. Esto significa que hay que tomar en cuenta que las capas de temple más delgadas (con más agua) se deben emplear al principio y poco a poco agregar más grasa (yema) a las mismas conforme se avance en la pintura.
Preparación
Andrew Wyeth (EU, 1917-2009), pintor famoso del siglo XX que trabajaba con temple de agua, solía decir que el temple de agua podía trabajarse con un rango de 1 a 10 volúmenes de agua. Un volumen de agua sería la cantidad mínima para trabajarlo y 10 volúmenes la máxima.
La preparación del temple de agua es simple. Primero debe romperse un huevo y separar la yema de la clara, procedimiento en que se debe tener cuidado de no romper la membrana que protege la yema para que la separación de ambas sea simple. Luego debe verterse el contenido de la yema en un recipiente y extraer la membrana protectora. Dicha membrana se debe desechar puesto que, al igual que la clara, no se usa para la preparación del temple.
Una yema de huevo generalmente tiene 15 mL y es esa es la medida del volumen. Cada 15 mL que se le agregan de agua a la yema son los volúmenes de los que hablaba Wyeth. Si la cantidad de agua que se le agrega a la yema es mayor a 150 mL (10 volúmenes) la cantidad de aglutinante dentro de la solución será mínima, implicando que el temple no podrá pegar pigmentos a la superficie sobre la que se trabaje. Si la cantidad de agua que se usa es nula, el medio será muy denso y fluirá con dificultad.