10 Famosos paisajes en acuarela y sus autores
Tratar de hacer un listado de los paisajes en acuarela más famosos resultó ser una tarea más complicada de lo que parece. Esto no es así por falta de representantes dignos, en absoluto. Muy al contrario, la cantidad de paisajistas dentro del medio de la acuarela alcanza dimensiones inicialmente insospechadas y el principal motivo es para alegrarse: a los acuarelistas les encanta el paisajismo.
Tanto así, que parece que no hay acuarelista famoso que no haya incursionado en la representación de paisajes. Claro que, como en todo medio, hay quienes se especializaron en ellos; campiñas, pueblos, bosques, marinas, ciudades y hasta desiertos… Ninguno de estos lugares pasó desapercibido ante la fascinación y la mirada curiosa de los acuarelistas.
En esta publicación te presentamos un listado que, como todos las listas de grandes obras que rondan por el internet, es una selección con un ligero sabor de subjetividad. Eso sí, te aseguramos que todos estos autores se desenvolvieron magistralmente en su papel dentro de la gran puesta en escena de la expresión artística.
El paso del tiempo les ha resultado indiferente pues la mayoría de ellos siguen (y seguirán) inspirando a muchos jóvenes artistas y espectadores que, si bien pueden no tener pretensión alguna de incursionar en el arte, han sido cautivados por su obra, lo cual por si mismo puede llegar a tener un gran impacto en nuestra experiencia personal de la vida.
Más de un pintor famoso se volvió hacia el arte después de presenciar las obras de otros grandes artistas de sus tiempos (bueno, eso y gracias a empujones afortunados por parte de las circunstancias), pero eso es historia para otro momento. Por cierto, hablando de historia, un excelente complemento de esta publicación es nuestra entrada sobre la historia de la técnica de acuarela. Comencemos.
Los paisajes en acuarela más famosos
Albrecht Dürer - Alpine Landscape, 1495.
Albrecht Dürer, para quien no lo conoce, fue uno de los artistas líderes durante el Renacimiento y Reformación de Alemania. Es célebre por sus innovadores trabajos en la pintura, dibujo, la artes gráficas y sus escritos teóricos sobre el arte.
Esta imagen es un ejemplo de cómo experimentó con las acuarelas en materia de paisajes y la produjo durante su segundo viaje a Italia. En esta obra, Dürer utilizó pinceladas sueltas que crean un escenario de delicadeza naturalística. Aunque se desconoce la localización exacta del lugar que aquí representa, la sugerencia más convincente es aquella que señala que se trata del Valle Cembra, cerca de Segonzano.
Se dice que hay algo imperecederamente conmovedor y actual en el meticuloso escrutinio del mundo natural de Dürer (su trabajo es notable en todos los aspectos, aunque aquí nos estamos enfocando en sus paisajes en acuarela).
Lo que lo hace relevante a esta lista en concreto es tanto su pericia como artista, como el periodo en el que Dürer empezó a crear paisajes en acuarela. De hecho, se le considera uno de los primeros en llevarlo más allá de algunos estudios.
Joseph Mallory William Turner - Fire at the Grand Storehouse of the Tower of London, 1841.
William Turner es probablemente el acuarelista más famoso e influyente del Reino Unido, y este boceto es no sólo parte de una de sus series de paisajes en acuarela más famosas, sino también una de sus favoritas.
Prominente en el terreno de los paisajes en acuarela, era todo un especialista en las marinas (hecho muy relacionado con su afición de viajar) y en el uso de la luz.
Esta acuarela es parte de una serie de nueve acuarelas vívidas, trabajadas libremente, realizadas en uno de sus cuadernos de bocetos. En ellas se muestra la destrucción del Gran Almacén en la Torre de Londres por un incendio que comenzó en la noche del sábado 30 de octubre de 1841 y continuó ardiendo ferozmente a veces durante varios días.
Esta serie de paisajes en acuarela fue una de las series favoritas de Turner. Estaba fascinado por haber podido presenciar el fuego con tal esplendor. Dicho suceso y los apuntes que sacó de ello, le permitieron pintar atmosferas con fuego y luz más intensa que nunca en sus cuadros posteriores.
Thomas Girtin - The White House at Chelsea, 1800.
Thomas Girtin era amigo y rival de Turner. En su adolescencia, trabajaron junto coloreando impresiones de los trabajos de otros artistas con acuarela. Juntos jugaron un papel fundamental en el establecimiento de la acuarela como un medio artístico de reputación en el Reino Unido. Ambos se volvieron grandes representantes de la belleza de los paisajes en acuarela.
Esta obra de Girtin es su trabajo más celebrado, incluso el mismo Turner la admiraba mucho. Hay una curiosa anécdota sobre ella:
Un negociante de arte fue un día a ver a Turner y, después de observar todos sus dibujos alrededor, tuvo la audacia de decirle al acuarelista “Tengo en mi coche de alquiler un dibujo que es más fino que cualquiera de los suyos”. Turner mordió su labio, le miró enojado primero y luego, meditativo.
Después de unos momentos de ver la obra, rompió el silencio: ”Entonces te diré lo que es. Te conseguiste ‘La Casa Blanca en Chelsea’ de Tom Girtin. El foco de esa acuarela, la casa blanca en sí misma, es creada al dejar el papel más o menos sin pintar. El molino a la izquierda era conocido como “El Molino de la Casa Roja”. Más allá se encuentra el molino horizontal de Battersea y hacia la derecha la Iglesia Chelsea Parish.”
Habría que imaginar la cara del negociante después de las palabras de Turner.
Thomas Moran - Mountain of the Holy Cross, 1890
Thomas Moran nació en Lancashire, en Inglaterra y, con su familia, se mudó a los Estados Unidos en 1844. Inspirado a pintar por su hermano mayor, Moran estudió de forma privada en Philadelphia y después, regresó a Inglaterra para seguir estudiando allí.
Mientras estaba de viaje, Moran fue influenciado por el reconocido y exitoso J.M. William Turner, así que Moran se decidió a copiar sus atmosféricos trabajos, cargados de un estado anímico siempre distintivo (tenemos toda una publicación dedicada a este aspecto del trabajo de William Turner, para verla da click aquí).
Se convirtió en uno de los artista estadounidenses más conocidos del siglo XIX. Detrás de sí, este acuarelista dejó un legado definido por el paisaje del oeste. Se concentró mucho en representar lo que hoy en día forma parte de diversos parques nacionales, incluyendo Yellowstone, El Gran Cañón, Devils Tower y Yosemite entre otros. Los paisajes en acuarela y óleos por los que es tan famoso son realmente impresionantes.
También viajó con Ferdinand Hayden en su expedición geológica de 1871 al Yellowstone Superior y documentó muchos lugares en el camino, con sus bocetos y acuarelas.
Su hija, Ruth Moran, donó una vasta colección de los trabajos de su padre -que incluía pinturas al óleo, grabados, acuarelas en blanco y negro, bocetos a lápiz, diarios, fotografías y artículos personales al Parque Nacional de Yosemite en 1935.
John Singer Sargent - Gondoliers’ Siesta, 1904
Siguiendo los pasos del gran referente, J.M. William Turner, John Singer Sargent también creó más de 2000 acuarelas en total, aunque durante toda su vida sólo formó parte de dos exhibiciones dedicadas al medio, cortesía de la Galería Knoedler.
Sus aventuras con la pintura empezaron a los 44 años, cuando corría el año de 1900 y mientras él hacía numerosos viajes al norte de África, el medio oriente y, notablemente, Venecia, Italia, lugar que representó en muchos de sus paisajes en acuarela.
Se dice que este artista utilizó una aproximación un tanto inusual a la técnica, pues se valía de una variedad de medios para lograr sus efectos de luminosidad (recursos que hoy en día quizás no nos resultan tan extraños), como frotar lavados húmedos entre sí mientras preservaba el blanco del papel para las luces.
Basta con ver sus trabajos para entender por qué se volvió un referente en el mundo de la acuarela. En nuestro blog contamos también con una publicación dedicada a su forma de trabajar y a la de William Turner, llamada “Elementos de la pintura de John Singer Sargent y William Turner”
John Constable - Stonehenge, 1835
John Constable fue un paisajista británico en la tradición del romanticismo. Nacido en Suffolk, se le conoce principalmente por revolucionar el género del paisaje en la pintura con sus representaciones de Dedham Vale, el área que rodeaba su casa (conocido hoy día como “Constable Country”), las cuales estaban investidas de un intenso afecto.
“Debería pintar mejor mis propios lugares”, escribió a su amigo John Fisher en 1821, “pintar es sólo otra palabra para sentimiento”.
Después de 1829, John Constable prefirió trabajar en acuarela, a diferencia de los bocetos con óleo en los que había estado trabajando hasta entonces.
Estos pasajes en acuarela siguen su característica tradición naturalista y parecen poner un interés particular en la forma en que la atmósfera cambia el cielo. Él la represento regularmente utilizando pigmentos opacos y pinceles gruesos, quizás para poder transmitir un entorno más oscuro.
Elizabeth Murray - Rotting Tree, 1850.
Nacida Elizabeth Heaphy (Murray es su apellido de casada), fue otra prominente acuarelista británica. Formó parte del Royal Institute of Painters in Water Colours y fundó la Sociedad de Mujeres Artistas en Londres.
Elizabeth Murray vivió durante 10 años en las Islas Canarias, asi que naturalmente, muchos de sus trabajos estuvieron inspirados por los paisajes del lugar y su gente, aunque también pintó bastante sobre Marruecos y Andalucía.
Aprendió a pintar por parte de su padre, Thomas Heaphy, y desarrolló un estilo reconocible valiéndose también del “método tradicional inglés”, básicamente, superponía capas finas de colores elaboradamente mezclados para crear un efecto de color y profundidad.
Sus habilidades las desarrolló durante una estancia en Roma, con su padre y su hermano. De hecho, su trabajo llamó la atención del pintor francés Horace Vernet, quien estaba sorprendido con su habilidad y se interesó en sus estudios. Sin embargo, el encuentro no pasó a más pues Vernet fue llamado de vuelta a Francia por el Rey Luis Felipe I para pintar el Palacio de Versalles.
Cuenta la historia que en su camino de regreso a Inglaterra, ella y su padre pararon en Cambrai, Francia. Ya que la ciudad le había resultado muy bella, Elizabeth se sentó a pintarla y atrajo la atención de una muchedumbre. Sin embargo, cuando terminó su pintura fue acusada de ser una espía y se la llevaron presa.
Unas horas después dejó la prisión y fue puesta bajo vigilancia en un hotel mientras el carro de su padre era registrado. Cuando las autoridades francesas no encontraron ningún papel referente a asuntos políticos, Elizabeth y su padre fueron liberados… e invitados a pintar las fortalezas dentro de la ciudad, aunque el padre rehusó la oferta y se fueron de la ciudad (con un pésimo sabor de boca, sin duda alguna).
Winslow Homer - Three Fisher Girls, Tynemouth, 1881
Muchos se refieren a Winslow Homer como el pintor marítimo más grande de Estados Unidos y, lo que es más, se ganó un lugar entre los grandes del mundo del arte como uno de los maestros del medio de la acuarela.
En su mayoría autodidacta, Homer se hizo conocido por la fuerza visceral de las olas en sus pinturas al óleo, aunque en general, sus paisajes en acuarela que a decir de muchos son un antídoto para cualquier pesadez y peso visual, se hicieron de gran fama con y sin olas. Es en estas obras donde podemos ver a un artista con una mano elegante e innovadora.
Tuvo oportunidad de codearse con la vanguardia artística francesa y aunque es poco probable que tuvieran una influencia significativa en él, Homer compartió sus intereses temáticos, su fascinación por las imágenes en serie y su deseo de incorporar en sus obras luz exterior, formas planas y simples (reforzadas por su apreciación de los principios del diseño japonés) y pinceladas libres.
Fue un gran artista que se transformó poco a poco con el tiempo, buscando cada vez más la solitud y el aislamiento. Fue así que se inspiró en la privacidad y el silencio para pintar los grandes temas de su carrera: la lucha de las personas contra el mar y la relación de la vida humana frágil y transitoria con la intemporalidad de la naturaleza.
Georgia O’Keefe - Lake George Reflection, 1922
Georgia Totto O'Keeffe (1887-1986) fue una artista estadounidense. Era conocida por sus pinturas de flores ampliadas, rascacielos de Nueva York y paisajes de Nuevo México. O'Keeffe ha sido reconocida como la madre del modernismo estadounidense.
O'Keeffe creció en una granja y recibió sus primeras lecciones de arte en casa. En la escuela, los maestros de O'Keeffe la animaron aún más para que siguiera una carrera como artista. Al graduarse de la escuela secundaria en 1905, O'Keeffe ingresó oficialmente al mundo del arte.
De 1905 a 1906, asistió al Art Institute of Chicago, y luego, de 1907 a 1908, viajó al noreste para estudiar en la Art Students League en la ciudad de Nueva York. Sus estudios se centraron principalmente en las técnicas de la pintura realista tradicional.
Aunque O'Keeffe estuvo fuertemente influenciada por el realismo al principio de su carrera, pronto comenzó a desarrollar su distintivo estilo modernista.
Durante un curso de verano impartido por Alon Bement en 1912, aprendió sobre las ideas revolucionarias de Arthur Wesley Dow, quien le proporcionó una alternativa al realismo. En lugar de replicar la realidad, el estilo de arte de Dow enfatizó la expresión personal a través de la composición y el diseño.
Otro dato interesante sobre su vida y de relevancia en su carrera es que mantuvo una apasionada relación con el fotógrafo Alfred Stieglitz.
Frank Webb - Bideford
Miembro de la American Watercolour Society, Frank Webb es uno de los pocos artistas que ha dedicado toda su carrera a un medio.
Además de los tres libros que ha escrito, ha realizado talleres en los 50 estados que componen los Estados Unidos de Norte América, aparte de visitar muchos otros países. Ha ganado más de 90 premios importantes.
Más allá de la exhibición técnica habitual de la acuarela, las pinturas de Webb expresan su interés en el concepto creativo y los principios del diseño.
En sus propias palabras, "La pintura se atrapa más que se enseña", enfatiza la importancia de ver, sentir y responder a las posibilidades sintetizando el realismo con el abstraccionismo. Frank cubre un amplio espectro de temas más allá de los paisajes en acuarela tradicionales.
Hizo, también, bastante hincapié en la importancia de tener un boceto o dibujo previo de cualquier pintura antes de aventurarse con esta, independientemente que lo tuyo sea la pintura como tal, el dibujo o el diseño.
A su parecer, al seguir este curso de acción uno será capaz de encontrar los elementos clave que quieres incluir en una pieza final. El boceto cobrará vida una vez que empieces a pintar.