Cómo conservar las pinturas hechas con acrílico adecuadamente
En ttamayo nos parece importante el saber conservar las pinturas hechas con acrílico adecuadamente. De antemano, sabemos que hay una gran afecto por la creación artística con pintura acrílica debido a las facilidades que presenta y con las cuales ha llegado a artistas de todos los trasfondos volviéndose así un favorito incluso a nivel profesional, por lo tanto, el asunto de su conservación se torna cada vez más importante de abordar.
Muchos todavía piensan que es un medio infalible. “Es plástico después de todo ¿qué puede salir mal?”, piensan. No se imaginan que pese al adelanto tecnológico que significa, la pintura acrílica al igual que cualquier otro medio con el que trabajemos tiene sus pros y sus contras.
Y también como con cualquier medio o técnica, tener estos pros y contras no significan que no debamos de trabajar con el acrílico. De hecho, cuando la comunidad artística puede ver de primera mano el impacto de un medio como lo fue el óleo o lo es el acrílico, hace lo posible por mantenerlo vivo y disponible.
Es así que conservar las pinturas hechas con acrílico es parte de este interés natural por mantener este medio presente en tu estudio y en las importantes colecciones y exposiciones alrededor del mundo, pues definitivamente el acrílico llegó para quedarse, eso es algo que ya nadie duda pero también es impermanente.
El tema de la permanencia y la impermanencia es una constante en la vida de los humanos y desafortunadamente no tenemos el tiempo necesario para hablar de ello haciéndole justicia aquí. Pero es algo muy vigente, sobre todo en estos tiempos. El arte no puede evitar ser tocado por este hecho ineludible, así que lo mejor que se puede hacer es hacer el esfuerzo por conservar aquello que hay de valioso en la creación artística para la posteridad. Veamos pues, cómo lograrlo con el acrílico.
La pintura acrílica
Las pinturas de emulsión acrílica vieron la luz en la segunda mitad de los 1950’s. Su oferta era extraordinariamente prometedora como un medio nuevo y revolucionario para los artistas debido a su gran claridad, estabilidad ante la luz ultravioleta, su increíble flexibilidad, rápido tiempo de secado y por supuesto, su dispersión en agua.
Claro que el acrílico todavía permanece como uno de los sistemas de resinas más durables que los artistas pueden encontrar, pero ahora que ha logrado un lugar dentro del canon de las colecciones de nivel mundial, y después de pasado un necesario tiempo de prueba, las problemáticas de su conservación deben de ser abordadas.
La verdad es que al contar con tan poco tiempo en sus haberes (ten en cuenta que puede parecer mucho, pero haber nacido alrededor de 1950 en términos de materiales y medios artísticos es un tiempo muy reducido, sobre todo en cuanto al reconocimiento de las propiedades que dichos medios y/o materiales poseen) las pinturas acrílicas pasaron mucho tiempo sin ser estudiadas adecuadamente.
De hecho, fue hasta mediados de los 1970’s que se empezaron a escribir artículos sobre su conservación, examinando las pinturas acrílicas a mayor profundidad.
Hubo un estudio llamado “The Cleaning of Colorfield Paintings” o “La limpieza de pinturas de campo” publicado en 1974 por Margaret Watherston, que justamente se puso a observar las pinturas de campo que fueron creadas al “inundar” áreas de los lienzos de algodón y lino con mezclas extremadamente diluidas de pintura acrílica y agua o solvente. Este estudio fue uno de esos primeros intentos por comprender mejor cómo conservar las pinturas hechas con acrílico.
En algunas partes, niveles muy pequeños de aglutinante estaban presentes para sostener el pigmento en su lugar, dejando las superficies susceptibles a la abrasión. Grandes áreas de estas pinturas de gran formato fueron dejadas sin imprimatura, con grandes expansiones de lienzo puro, haciéndolas también susceptibles a amarillentarse y al agrietamiento.
Esta construcción tan delicada hizo a las pinturas muy sensibles a los cambios en apariencia con la edad, susceptibles a atraer suciedad y polvo y a ser difíciles de limpiar con seguridad.
Es razonable, por lo tanto, esperar que estas pinturas producidas con cantidades importantes de agua o solvente serían “de menor calidad”, ya que diluir el aglutinante con agua hace una capa más discontinua y frágil, incluso si la mancha de color aún se adhiere al sustrato.
Habiendo sido hecho en pos de la ciencia, todo esto concluyó que no se tenía realmente idea de cómo conservar las pinturas hechas con acrílico adecuadamente. La información que había acerca de técnicas de conservación del acrílico era mínima y los artistas por lo general asumían que el acrílico era… bueno, indestructible.
Los conservadores estaban indudablemente lidiando con los pormenores de conservar pinturas acrílicas desde antes, pero ya que era tan nuevo el medio, muy pocos de ellos podrían haber dado un paso al frente y publicar resultado alguno con toda seguridad.
Los problemas del acrílico
Los problemas de las pinturas acrílicas y de cómo conservar las pinturas hechas con acrílico rodean dos temas principales: Por un lado, tenemos la sensibilidad de los acrílicos hacia el agua y otros solventes orgánicos y por otro, su naturaleza termoplástica.
La sensibilidad al agua y a los solventes ha generado preguntas en cuanto a la limpieza, reparación y la remoción del barniz del acrílico.
Las cualidades termoplásticas de las pinturas de emulsión acrílica -que para fines prácticos significa nos habla de la suavización general del acrílico en altas temperaturas y de su endurecimiento en temperaturas por debajo de los 45 grados farenheit- ha hecho que su almacenamiento y movimiento sea un reto.
Incluso a temperatura ambiente, las pinturas acrílicas pueden permanecer “pegajosas”, lo que ocasiona que la suciedad y que contaminantes aéreos se adhieran a la película de acrílico seco. Adicionalmente, dicha película de pintura acrílica permanece considerablemente porosa, permitiendo la relación de suciedad y de cualquier tipo de solventes que puedan entrar en contacto con la superficie.
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Los conservadores al habla
Por estos motivos, los conservadores han recomendado ciertas aproximaciones concretas para limpiar y conservar las pinturas hechas con acrílico:
Una es limpiar mecánicamente la superficie y la otra es fomentando la conservación preventiva, es decir, recomendar el enmarcado y poner la obra detrás de un cristal. Otra alternativa, por supuesto, sería la aceptación (al menos hasta cierto grado) del deterioro si no se toma ninguna acción. Esto último sería básicamente estar cómodo con el hecho de que sin mayores cuidados, tu obra se puede deteriorar en poco tiempo.
Estas son soluciones muy limitadas ciertamente, sobre todo si tomamos en cuenta la importancia de las pinturas acrílicas en la historia del arte reciente. En México, por ejemplo, no necesitamos ir demasiado lejos para ver el reflejo de esto: Siqueiros experimentó extensamente con el acrílico y muchas de las obras que creó se han visto en necesidad de acciones adecuadas para su mejor conservación (por supuesto que sus trabajos más conocidos también requieren de la mano de los conservadores) .
Conservar las pinturas hechas con acrílico
¿Qué podemos hacer entonces para conservar las pinturas hechas con acrílico adecuadamente? Bueno, pues de manos del personal del Instituto de Conservación del Museo en el Smithsoniano, te traemos información sobre sus hallazgos y sobre cómo mantener sanas las obras pictóricas obtenidas con pinturas de emulsión acrílica.
Para esto también nos apoyaremos en una publicación similar con la que contamos y que te recomiendo revisar, denominada “Los problemas de la pintura acrílica y su alta fragilidad” y hablaremos también sobre los mejores hábitos de limpieza para dichas obras.
Primero que nada, debemos estar conscientes de algunos datos:
- Hay dos grupos de pinturas acrílicas que se han utilizados en las bellas artes: Las que tienen base de agua y las que tienen base de solvente.
- Las pinturas acrílicas con base de solvente, como la Magna (utilizada, por ejemplo, por Morris Louis) son solventes en espíritus minerales. En realidad, pocos artistas las han llegado a utilizar, pues las pinturas acrílicas con base de agua y las pinturas de emulsión acrílica son solubles en agua, lo que las hace bastante más comunes.
- La pintura acrílica seca no es soluble en agua. Y de hecho, el acrílico se seca en menos de 30 minutos. En contraste, el óleo no se vuelve “seco” al tacto hasta después de 48 horas.
- La pintura acrílica se seca de manera diferente a la pintura al óleo. La pintura acrílica se "seca" por evaporación del disolvente del agua. Las pinturas al óleo se secan por la interacción con el oxígeno del aire con su aglutinante y la evaporación del solvente (vamos, que sería más correcto decir que se oxida).
- Las películas acrílicas no son tan duras como las películas de aceite. Las superficies de las películas acrílicas blandas se adhieren al polvo y la suciedad. La pintura puede incluso fluir alrededor de las partículas con el tiempo, de modo que se incorporen a la película.
- Se agregan una variedad de aditivos a la pintura acrílica para lograr un trabajo deseable y que, en realidad, poco o nada tienen que ver con conservar las pinturas hechas con acrílico adecuadamente.
Ejemplos de estos aditivos son espesantes, estabilizadores, conservantes, tensioactivos, disolventes coalescentes y antiespumantes. Algunos de los aditivos son solubles en agua y algunos son solubles en solventes.
- Se espera que las pinturas acrílicas desarrollen grietas con mucha menos frecuencia que las pinturas al óleo porque son más flexibles y pueden soportar fuerzas mucho mayores sin romperse. Sin embargo, sí que se forman grietas en las pinturas acrílicas.
- Los acrílicos son buenos adhesivos y pueden soportar muchas veces su propio peso. Sin embargo, no se debe esperar que mantengan en su lugar materiales muy densos o estructuras que se proyectan lejos del soporte.
- Algunas pinturas acrílicas pueden parecer formar un velo gris en su superficie o desarrollar una decoloración amarilla con el envejecimiento.
- Cuando se exponen a temperaturas bajo cero, los acrílicos se vuelven cada vez más frágiles y se agrietan.
Algunos de estos datos ya los hemos visto en diferentes publicaciones sobre las pinturas acrílicas, como la que antes mencionamos que es aún más técnica en varios aspectos al hablar sobre la fragilidad de las pinturas de acrílico, pero hay que ver que conservar las pinturas hechas con acrílico requiere de estos conocimientos.
Lo importante de toda esta información es que nos indica que las pinturas de emulsión acrílica tienen características que de antemano requieren un cuidado preventivo diligente.
Que sus películas de pintura atraen y retienen la suciedad y son difíciles de limpiar y que el barnizado,al contrario de lo que podríamos pensar, no es una solución ideal. Es importante almacenar nuestras pinturas acrílicas en un ambiente libre de polvo para reducir la cantidad de suciedad depositada.
También es importante mantener la temperatura de exhibición o almacenamiento por debajo de la temperatura ambiente estándar para reducir aún más el ablandamiento de la película de pintura. Las temperaturas muy bajas son un estricto no-no para evitar agrietamientos y conservar las pinturas hechas con acrílico adecuadamente
Limpieza de las obras hechas con acrílico
La limpieza es parte fundamental de conservar las pinturas hechas con acrílico o con cualquier otro medio. Ten en cuenta que aunque no lo parezca, las obras terminadas requieren un cierto trato para su buen mantenimiento y como has podido notar, en cuanto a las obras realizadas con pintura acrílica, el cuidado suele ser más bien preventivo desde que la obra se considera finalizada.
Es por esto que en cuanto a limpieza se refiere, hablaremos más que nada de retirar el polvo que puede dañarlas tanto a largo plazo debido a que las partículas de polvo pueden incorporarse permanentemente en la película de pintura y que al corto les resta mucho de su apariencia fresca.
Aún el retirar este polvo puede ser peligroso, y si tu obra también combina elementos de collage, pintura polvosa u otros medios o partes que están débilmente unidas, entonces sería mejor que contactes a un conservador profesional porque de hacerlo sin este apoyo podrías acabar deteriorando demasiado tu obra.
Retirando el polvo
La mejor herramienta que tienes para conservar las pinturas hechas con acrílico libres de polvo es una brocha (o en su defecto, pincel) suave de artista. Debe tener aproximadamente entre 5 y 8 cm de ancho, con pelo de 5 cm de largo y debe ser lo más plana posible. El pelo del pincel debe ser suave y elástico; el pelo de cabra o el de los pinceles de pelo sintético suaves funciona bien.
Una buena prueba: checa la textura en el dorso de tu muñeca.
No debes sentir ninguna cerda individual y la acción no debe ser demasiado floja o rígida. Si la brocha o pincel tiene una férula metálica en la base del pelo, entonces enrolla la sección de metal en varias capas de masking tape para apelmazar el borde afilado, esto es para proteger tu obra del contacto con la férula.
También es útil tener una aspiradora, de las que tienen una manguera larga, para capturar el polvo desde una distancia segura (o sea, definitivamente no pegues la manguera a tu obra). Al usalra, cubre la boquilla del tubo con un pedazo de malla fina (como tul, por ejemplo) o estameña (en México te puedo decir con seguridad que la conocemos como tela manta de cielo) y asegurarla para que no sea succionada.
Antes de empezar…
Recuerda que todo esto es para conservar las pinturas hechas con acrílico adecuadamente y que eso implica un manejo paciente y cuidadoso. Primero, examina la superficie de la pintura detalladamente con una luz fuerte. Esto lo puedes hacer mientras la pintura está en la pared o también se puede bajar a bloques para un mejor acceso.
Entonces, sostienes la luz de un lado, permitiéndote jugar a través de la superficie desde el borde -esto mostrará la textura de la superficie y cualquier fragmento suelto o levantado de pintura. Observa de cerca toda la superficie de la obra.
Si ves algún fragmento de pintura levantado o cualquier área de la pintura que parezca polvosa o suelta, no le retires el polvo ya que pasarle la brocha podría dañar ese sector. Si todo se ve intacto (más allá de la suciedad agregada) puedes proceder cautelosamente a limpiar.
El mejor momento para desempolvar una pintura es en un día relativamente fresco. En los días cálidos, las películas de pintura acrílica estarán más suaves y más susceptibles a la abrasión de la brocha. Prepara el espacio, por ejemplo, al traer una escalera si es necesario, y teniendo lista tu luz brillante que pueda ser movida alrededor sobre la pintura.
Quítate antes todo tipo de joyería colgante, bufandas, corbatas, cinturones/cintas sueltas o anillos afilados y relojes. Tomate tu tiempo y un descanso si es necesario. Algunas pinturas pueden ser muy grandes, así que en ese caso es mejor que se trabaje en un equipo de al menos dos personas.
La limpieza como tal
Ok, entonces, vamos al desempolvado:
Cuando todo esté listo, pon tu luz para iluminar claramente el área inicial en la que vas a trabajar. Enciende la aspiradora y sostenla aproximadamente a unos 30 centímetros de distancia de la superficie a limpiar con una mano. Toma tu brocha con la otra mano, sosteniéndola desde la base de las cerdas. Se puede sentir raro, pero esto ayudará a mantener esta parte sólida de la brocha lejos de tu pintura para evitar rayones.
Empezando desde arriba, pasa ligeramente la brocha sobre el borde superior de la pintura si esta está sin enmarcar (suele ser el lugar más sucio), cepillando ligeramente hacia afuera de la pintura y hacia la boquilla de la aspiradora.
Después, ya en la superficie de la pintura, cepilla en pinceladas cortas: primero hacia abajo, luego al otro lado (o sea, a través de las primeras pinceladas que hiciste). hacia abajo y a través. hasta que esta sección de la pintura esté completada. Puedes reposicionar tu luz y tu escalera si es necesario y continuar.
Si alguna hojuela o material de la pintura se afloja, deben quedar atrapados en la tela que pusiste sobre la boquilla de la aspiradora. Esto lo puedes guardar en una bolsa de plástico (de las resellables es mejor) y contactar a un conservador lo antes posible para reparaciones. Si tienes alguna duda sobre la condición de la pintura en cualquier momento, deja de desempolvar y contacta al conservador para que te aconseje.
Y esto es lo que te podemos recomendar para conservar las pinturas hechas con acrílico adecuadamente y con tus propios medios. Recuerda también que si tienes alguna duda sobre el tema puedes dejarnos un mensaje aquí o en nuestras redes. Esperamos que la publicación te resulte de gran utilidad.