Howard Cook - Steel Industry, 1936, commissioned by the Treasury Section of Painting and Sculpture.En nuestra publicación anterior “Pintar un mural: la introducción” fuimos directo al grano acerca de toda la concepción de un mural con todos los detalles importantes a considerar. Son más numerosos de lo que se cree y van relacionados con una variedad de temas que nos dejó con un espacio más bien reducido para abordar dos de las técnicas más famosas: el fresco y el acrílico.
El fresco es una garantía de colores vibrantes y durabilidad desde la antigüedad y, por el lado del acrílico, sus cualidades resultan en una plasticidad inevitable de recibir con los brazos abiertos en el mundo del arte, aparte de que su fácil acceso viene invitando a buena cantidad de nuevos artistas a involucrarse en las artes pictóricas prácticamente desde su surgimiento durante el siglo XX (Si quieres saber más sobre su historia, tenemos la publicación perfecta para ti: “El nacimiento del acrílico y su influencia en la pintura del s.XX”).
Así pues, hay que hacerles mayor justicia, pues aunque en nuestra publicación anterior sobre pintar un mural dimos los datos más fundamentales, también queremos enseñarte el proceso a seguir en ambos casos para que, si consigues un muro en el que se pretenda pintar un mural, puedas realmente estar a gusto con el resultado final de tu obra.
Pintar un mural: al fresco
Lucia WIley - Shelby County Fair Mural, 1942. Officina Postal de Shelbyville, Illinois.Para esta parte vamos a utilizar la maravillosa explicación legada por la pintora Lucia Wiley, quien fuese una experimentada pintora y muralista estadounidense que vivió entre 1906 y 1998. Su narración del proceso no solo demuestra su completa formación y la pericia técnica, sino que se siente como un vistazo en el diario de un gran artista que nos explica el proceso de pintar al fresco. Aquí se adaptan algunas cosas en la transcripción, pero prácticamente todo el proceso viene explicado con sus palabras.
Cabe aclarar que esto abarca principalmente la parte más relacionada con el proceso de pintar en sí, pues en la publicación “Buon fresco: La técnica de pintura al fresco, italiana” ya abordamos los pormenores de la preparación de nuestra superficie con el yeso de cal. De cualquier manera, en ambas publicaciones puedes dejarnos tus dudas y comentarios al respecto de esta fascinante técnica.
Un día de pintar un mural: por Lucia Wiley
Tradicionalmente, el dibujo se traslada al yeso mediante un dibujo perforado, a través del cual se tamiza pintura en polvo o polvo de carbón.
Usé este método en todos mis murales y para crear las perforaciones en el cartulina usé una rueda de modista/rueda dentada para costura/rueda de trazado. Hoy en día, hay más opciones para elegir al transferir su diseño a la pared; Los retroproyectores o proyectores de diapositivas funcionan bien y son bastante aceptables. Orozco usó este método en lugar de la cartulina. En realidad, aunque no tuve la oportunidad de probar estos métodos, creo que en términos de longevidad de la pintura, puede ser preferible utilizar un método moderno.
Ruedas de trazado para costuraSi usas cartulina, comienza cuando la capa de yeso ya no ceda al rastro del dedo índice [esto es, a la presión]. Presiona el contorno del dibujo en el cartón con el mango del pincel [con tus manos o con algún otro objeto]. Otra forma de juzgar la preparación del yeso húmedo es probar si puede soportar [sin deformar] la presión de la almohadilla de presión, que está hecha de una bolsa de gasa llena de polvo de carbón [con esta “bolsita” es con la que presionarás suavemente sobre las líneas que marcaste con la rueda de trazado previamente].
Haciendo una almohadilla de presiónA veces necesitaba ayuda para mantener el patrón de papel en su lugar mientras desempolvaba el carbón a través de los pequeños agujeros en el papel formados al pasar una rueda de calco de modista a lo largo de las líneas de dibujo.
Se utiliza la menor cantidad de línea con la que el artista pueda llevarse bien, porque el artista quiere tener la libertad de improvisar en esta línea, y demasiadas pautas ahora la limitarían a una.
Pintura
Al pintar un mural al fresco en un sitio público, ya que el yesero haya terminado y se haya ido a casa por el día, te quedas con unas horas de tranquila felicidad antes de que abran las oficinas y el trajín continuo de público vaya y venga por debajo o incluso justo donde te encuentras. Prepárate para aprovechar este tiempo.
Mientras el yesero hace su trabajo temprano en la mañana, muele los minerales para hacer las pinturas [aquí, Lucia se refiere a tener tus pigmentos listos, que la mayoría de nosotros ya tiene molidos]. Si un color no se diluye bien en agua, añade un poco de alcohol. Pon una pequeña cantidad de cal en los que se utilizarán durante la primera parte del día.
Consulta la cartulina y los estudios preliminares por última vez. Estos refrescan la memoria, pero en realidad el diseño estará tan bien en mente que el refresco apenas es necesario, excepto que ayuda a darle a uno ese poco de confianza extra que necesita para tocar una nueva pieza de yeso.
Dar el primer trazo de pincel sobre esta nueva pieza de yeso es realmente aterrador; pero no hay tiempo para pensar en ello, porque el yeso se seca primero en la junta y debe pintarse allí a lo largo de la junta rápidamente. En el fresco es posible hacer invisibles estas juntas.
Una de las cosas más estimulantes de pintar un mural al fresco es que el yeso tiene vida propia, con sus propias necesidades y apetito por el agua, la pintura y diversas presiones de pincel. He identificado al menos cuatro etapas en la vida del yeso.
El primer período tendrá una duración de 6 u 8 horas (en latitudes norte) durante las cuales se colocan las áreas de color con un pincel semiseco. Aquí se mezcla una pequeña pizca de blanco de cal —la cal misma— con cada color para darle el cuerpo que se utiliza para el modelado. Esta mezcla en particular se llama verdaccio [checa nuestra publicación “El Verdaccio y cómo emplearlo para pintar la piel” para más información al respecto] y fue utilizada por los grandes pintores italianos.
Hoy en día no se usa con mucha frecuencia, pero descubrí que es el medio para dar una gran fuerza al dibujo y al modelado. Para pintar sobre esta mezcla se necesita una gran fuerza física, como golpear fuerte el piano durante horas, y esta puede ser una de las razones por las que Diego Riviera no la usa.
El modelado y el dibujo ahora se realizan de manera muy suelta con un pincel grueso, pequeño, casi seco. Golpetear la pintura en el yeso sin alterar la superficie del yeso. No tengas miedo de sobrepasar el contorno con el color local. El color debe ser líquido, pero no debe derramarse en gotas. No altere la base con el pincel o se desarrollarán manchas blanquecinas. No atormentes el color.
Después del período en el que se pinta en el verdaccio, aparece una segunda cualidad de respuesta del yeso cuando se colocan sobre el área decenas de capas de colores claros con un pequeño pincel, construyendo el área de color local. Esta acumulación de color continúa hora tras hora de pinceladas finas y limpias que se juegan una contra otra, y luego una encima de otra: cien pinceladas por minuto, me dijo un hombre con un cronómetro que me había tomado el tiempo un día.
Por la noche, aparece una tercera cualidad de la superficie, cuando el yeso tiene tanta sed que absorbe cada pincelada, y literalmente se vierten litros de pintura fina y acuosa sobre el yeso con pequeños pinceles de acuarela. Esto forma esa hermosa superficie fina parecida al mármol pulido que es particular del fresco bien pintado.
Mientras que al principio del día el yeso casi rechaza la pintura, ahora es la forma más alegre de cooperación, de acción, entre el yeso y el pintor. No conozco tal respuesta en ningún otro medio creativo, es como si la pintura hubiera nacido para este corto período de tiempo, pues responde con su superficie luminosa gloriosa y acepta cada cariñosa pincelada.
Si no fuera por esta hora de pintura gratificante, estoy muy segura de que el artista, ya muy cansado, se habría ido a casa horas antes. Además, estoy muy segura de que no todos los artistas del fresco han descubierto esta hora dorada.