El blanco de zinc en el arte
Hoy en día es común hablar del blanco de Zinc en el arte, pues representa uno de los tres pigmentos blancos actuales que poseen un remarcable poder cubriente y que, por lo tanto, resultan de un interés particular en el mundo comercial de las pinturas artística y decorativa. Los otros dos pigmentos, por su lado, son igual de bien conocidos por los artistas de varias generaciones: el blanco de plomo y el blanco de titanio (te recomiendo mucho leer nuestra publicación “Características y usos del óleo blanco de plomo y otros óleos blancos”)
Aunque se le conocía desde tiempos antiguos, parece que el blanco de zinc no fue considerado seriamente un pigmento para uso artístico hasta bien entrado el siglo XVIII, donde su uso más extenso fue, curiosamente, entre los acuarelistas (si no sabes qué tiene de curioso este hecho, te invito a checar nuestra publicación “Historia de la técnica de acuarela”, el misterio se devela en las primeras líneas) y fue también el periodo durante el que se le conoció como “Blanco de China”.
En nuestros tiempos, los fabricantes lo incorporan con bastante regularidad en pinturas a manera de pigmento suplementario, por ejemplo, en pinturas al óleo de blanco de titanio o de plomo para mejorar su desempeño en exteriores, pero esta publicación es el personaje principal pues está completamente dedicada al blanco de zinc en el arte, así que pondremos en la mira sus cualidades y sus propiedades principales sabiendo que te resultará bastante útil tal información.
El Blanco de Zinc en el arte
El óxido de zinc (ZnO), mejor conocido como blanco de zinc en el rubro artístico, es una sustancia fácilmente disponible en alta pureza, que ha sido utilizada ampliamente en medios dispersos en agua. En el óleo, el poder que tiene para cubrir no es tan fuerte como el del blanco de plomo o el blanco de titanio, por lo que es común que al blanco de zinc en el arte al óleo se le combine con estos dos pigmentos.
Lo cierto es que no parece que el óxido de zinc haya sido sugerido como un blanco para los artistas hasta que se empezó a volver algo preocupante el envenenamiento por plomo durante los primeros años de la Revolución Industrial. A raíz de esto, se hicieron pruebas para hallar posibles sustitutos del famoso blanco de plomo -entre las primeras reportadas, tenemos la de Guyton de Morveau alrededor de 1780- pero fue hasta 50 años que Leclaire hizo el intento de producir el pigmento de manera comercial.
Las virtudes del blanco de zinc en el arte son claras: en general, se trata de un blanco de color claro (parece pleonasmo, pero si ya has trabajado con diferentes blancos o al menos revisado la publicación que tenemos al respecto, sabras que hay diferencias), con buenas propiedades de suspensión y de absorción de la radiación ultravioleta.
Estas son características por las que se le ha reconocido y apreciado desde hace bastante tiempo, y esto es algo que no se limita sólo al blanco de zinc en el arte, sino que está presente en un amplio rango de industrias, las cuales encuentran muy útiles estas y otras de sus propiedades.
Historia
Como ya lo mencionaba, el óxido de zinc en la forma de un fino polvo blanco a sido conocido desde la antigüedad, pero su uso en la pintura data, al parecer, de fines del silgo XVIII. En el mundo antiguo el material era algo familiar como un subproducto de la producción de latón por el proceso de cementación, en el que el cobre era calentado con zinc.
Dioscórides describe la producción de óxido de zinc de la siguiente manera:
Se mezclaba Cadmia (kadmeia) con carbón y se quemaban en una camara de solera, que estaba conectada a otra cámara donde el óxido de zinc que se formaba podía asentarse. Este material solía recordar a bolitas de lana, una similitud hasta donde podemos rastrear el término “lana philosophica”, el cual es otro curioso nombre para el óxido de zinc. Durante ese tiempo, el pbmpholyx o blanco fino (humo de fundición), que se depositaba en la parte superior de los hornos de latón, se diferenciaba del sp2 (sodio), teñido de oscuro por el zinc metálico.
Ambos productos servían a propósitos medicinales; en los escritos de Hipócrates (460-377 A.E.C.), se menciona el sp2 y en el Materia medica de Dioscórides (mediados del siglo I) se menciona el pbmpholyx. El óxido de zinc también puede formar un fino polvo blanco y hojuelas, por esta razón, los alquimistas lo llamaron nihilum album (nil album, nihili) y nix alba.
en su Opera omnia medicochymica El alquimista Libavius (Andreas Libau), designaba al óxido de zinc como “spiritus volatilis cadmiae” debido a su derivación de la calamina (cadmia). La evidencia sugiere que no siempre hubo una clara distinción entre cadmia y pbmpholyx, y como consecuencia, ambas han sido confundidas en la literatura con cierta regularidad. No obstante, la clave del uso del óxido de zinc en la medicina reside en su efectividad previniendo la inflamación. También, desde la antigüedad, este compuesto ha tenido un significado especial en el campo de la oftalmología.
Llegando a los dominios del arte, el primer intento de introducir el blanco de zinc como un pigmento para pintar data de 1780. Algunos atribuyen este esfuerzo a Courtois, un demostrador del laboratorio de la Academia de Dijon; otros, a Guyton de Morveau, magistrado en la corte de Dijon, con quien Courtois puede haber colaborado.
Sea cual sea la verdad, estos son los nombres que están asociados con la introducción del blanco de zinc en el arte como un pigmento, el cual fue también un esfuerzo con un objetivo filantrópico: salvar a los trabajadores del blanco de plomo del daño ocasionado por el envenenamiento por plomo y cuya causa no es otra que los primitivos métodos de fabricación en esa época. No obstante, la enorme diferencia de precio entre el óxido de zinc y el baratísimo blanco de plomo evitó que el primero se hiciera de una aceptación más amplia.
La investigación analítica de ciertas pinturas indica que el blanco de zinc en el arte no fue utilizado extensivamente hasta el segundo cuarto del siglo XIV. Presumiblemente, esto se debió nuevamente a situaciones monetarias. En concreto, a la ausencia de procedimientos económicos para la producción del pigmento.
El duradero (y aún practicado) método de manufactura utilizando zinc metálico no se volvió algo prominente hasta que hasta que los métodos económicos de minería y fabricación produjeron el metal en cantidades significativas.
Las mejoras en la producción del zinc resultaron, fueron el resultado de la llegada del horno de mufla descrito en el primer cuarto del siglo XIX, evidencia de un incremento potencial en la disponibilidad del metal. Por lo tanto, es sólo hasta un punto relativamente reciente de la historia donde podemos esperar encontrar el uso del blanco de zinc en el arte como algo significativo, habiéndo por fin ganado un lugar entre las pinturas y colores comerciales para los artistas.
Propiedades químicas del blanco de zinc
Si vas a trabajar con el blanco de zinc en el arte, probablemente debes saber que es insoluble en agua y que se disuelve rápidamente en ácidos y álcalis, incluso los débiles como el ácido acético (presente en el vinagre) y el amoniaco. La solubilidad en hidróxido de amonio diluido, debido a la formación del complejo ion del zinc y del amoniaco, es específica para este blanco. Por lo tanto, la adición de hidróxido de amonio es una prueba útil para indicar la presencia del pigmento en muestras a granel o en una muestra diminuta en un portaobjetos de microscopio.
En el aire húmedo el compuesto puede cambiar a carbonato de zinc granular, el cual no es apropiado como pigmento debido a su mínimo poder cubriente. En la presencia de dióxido de azufre húmedo, se produce la conversión a sulfato de zinc. Con el sulfuro de hidrógeno, el pigmento forma sulfuro de zinc blanco, aunque también puede resultar de un color oscuro si la pintura contiene compuestos de plomo también.
Debido a que el blanco de zinc es igualmente sensible a los ácidos y álcalis, no es recomendable para vehículos con una alta proporción de ácidos grasos o resínicos libres ni para vehículos a base de cal.
Por sus delicadas propiedades antisépticas, el óxido de zinc ha sido utilizado con gran ventaja en la prevención del crecimiento de hongos y bacterias en pinturas. Su uso farmacéutico en forma de pomada de zinc se conoce desde hace mucho (básicamente actúa como protector de la piel contra irritantes).
Este pigmento se pone amarillo si se le calienta pero recupera su color blanco cuando se enfría. Para pinturas basadas en silicato de sodio, el blanco de zinc ha sido utilizado como un catalizador de fraguado.
Propiedades generales
Reflectancia espectral y de color
El blanco de zinc en el arte produce un blanco claro y frío, mientras que las variedades con plomo suelen presentar un tinte amarillento o grisáceo. Las curvas de reflectancia espectral, que se muestran en la fig. 2, indican que el pigmento tiende a absorber más en el rango azul que el blanco de titanio, pero absorbe menos que el blanco de plomo.
Poder de ocultación y fuerza de tinte
Los índices de refracción del blanco de zinc son estrechamente correspondientes con los del blanco de plomo, pero a diferencia de los productos comerciales de blanco de plomo habituales, el blanco de zinc presenta una birrefringencia muy débil bajo el microscopio polarizador.
Bajo radiación ultravioleta, el óxido de zinc presenta fluorescencia con frecuencia; las impurezas o aditivos pueden inhibir este fenómeno así como afectar el color de la fluorescencia. Las excelentes cualidades de absorción de ultravioleta del pigmento se utilizan exitosamente para servir como pantalla de luz.
En los primeros años de las pinturas comerciales, se demostró que la adición de blanco de zinc al blanco de plomo brinda protección al vehículo de pintura durante la exposición al aire libre. En un terreno más amplio, y ya que el pigmento refleja poca luz ultravioleta, se usa pintura blanca de zinc en techos y paredes.
Esta propiedad también da como resultado una disminución considerable del componente ultravioleta de la iluminación natural en interiores o de la luz de una lámpara fluorescente cuando se refleja indirectamente en tales superficies.
Permanencia y compatibilidad
El blanco de zinc en el arte tiende a conservar su blancura original durante el envejecimiento, y no solo en acuarela como podría pensarse, pues esta propiedad la mantienen también en pintura al óleo. De hecho, comparado con otros pigmentos blancos molidos con aceite, el blanco de zinc exhibe con frecuencia la menor tendencia al amarillo; Se cree que las pinturas formuladas con blanco de zinc y aceite de amapola son las que menos amarillean.
Algunos estudios han demostrado claramente que la adición de blanco de zinc puede ser un factor importante para reducir el amarillamiento de las pinturas de blanco de titanio y sulfato de bario formuladas con aceite de linaza y cártamo.
El blanco de zinc es compatible con todos los pigmentos inorgánicos. Es, también, estable con respecto a la luz en el sentido de que no se decolora. Sin embargo, desde hace mucho tiempo se sabe que, debido a una cierta actividad fotoquímica, el óxido de zinc afecta en gran medida el proceso de decoloración de varios pigmentos orgánicos.
Las preocupaciones en cuanto al blanco de zinc en el arte
Las preocupaciones alrededor del blanco de zinc han sido bien documentadas (incluso ya hemos mencionado algunas en esta misma publicación) desde sus primeros días, particularmente en el uso al óleo. Resulta claro que el óxido de zinc reduce la flexibilidad de la pintura, y menos flexibilidad significa mayor riesgo de agrietamiento. Esta fragilidad se desarrolla con el tiempo y, usualmente, no es obvia dentro de los primeros meses de la vida de una pintura.
En este punto, ten en mente que el aceite de linaza también sigue perdiendo su flexibilidad mientras envejece, con lo que cualquier pintura tendrá más flexibilidad a los 50 años que la que tendrá a los 150. Desafortunadamente, esta reducción de flexibilidad no se ha comprendido del todo aún y sigue siendo investigando mientras aún podemos hablar del blanco de zinc en el arte.
Los que saben concuerdan en que las pinturas que contienen blanco de zinc no crean un problema consistentemente. En la mayoría de los casos, el grado de flexibilidad alcanzado es aún suficiente para una pintura con un buen soporte.
Después de todo, el blanco de zinc ha sido utilizado en la mezcla de blancos por un largo tiempo, así es que se puede asumir que hay una gran mayoría de pinturas que pueden contener alguna cantidad de este, y aun así, no hemos visto agrietamiento o delaminación a gran escala donde el blanco de zinc sea señalado como el causante de un desastre de conservación mayor.
Pros del uso del blanco de zinc en el arte y recomendaciones
Hay muy buenos motivos por los cuales aún se usa el blanco de zinc en el arte. Entre las razones sólidas por las cuales no es necesario que lo dejes fuera de tu paleta ni de tus mezclas, podemos encontrarnos con que crea capas de pintura más duras, lo que las hace menos vulnerables a las condiciones climáticas.
También, la naturaleza reactiva del zinc, que tiende a la formación de jabón, contribuye a una dispersión y a una humectación de otros pigmentos más notoria y sencilla, especialmente en aquellos que son difíciles de moler.
En algunos puntos se ha visto como un problema su mayor transparencia con respecto a otros blancos, especialmente en algunas aplicaciones comerciales, aunque en el uso del blanco de zinc en el arte esto no necesariamente es algo problemático, ya que entre otras aplicaciones puede ser utilizado para modificar la opacidad extrema del blanco de titanio para crear un blanco de mezcla más general.
Sara Sands, del equipo encargado del blog de la Marca GOLDEN, Just Paint, nos comparte estos tips para limitar cualquier tipo de problemas al trabajar con el blanco de Zinc.
- Usa el blanco de zinc con moderación y sólo cuando sea necesario.
- No lo use en pinturas o capas inferiores.
- Mantenga las aplicaciones delgadas. No lo apliques de forma espesa.
- Evita estirar, doblar o flexionar la superficie.
- Limita el envío [por paquetería] siempre que sea posible debido a la posibilidad de vibraciones, golpes repentinos por caídas o cambios extremos en las condiciones ambientales.
- Protege las pinturas de cualquier cosa que las presione desde la parte trasera, utilizando una tabla de respaldo. Del mismo modo, al enviar o trasladar, protege la parte delantera mediante el uso de un marco de viaje o un collar de envío.
- Mantén la pintura en un ambiente lo más estable posible, siguiendo rangos similares recomendados para museos y galerías de 16-25 ° C (60-77 ° F) y 40-60% RH.
- Trabaja en un soporte inflexible. Idealmente, uno que no responda a la humedad y la temperatura, como un panel compuesto de aluminio.