Exilio, dibujo de Frank Frazetta.Para entender mejor cómo dibujar fantasía y dibujo de ciencia ficción, necesariamente debemos de conocer sus fundamentos.
Décadas antes de que Forrest Ackerman, el creador de la revista Famous Monsters of Filmland acuñara el término "Ciencia ficción" en 1954, los ilustradores ya creaban imágenes de mundos fantásticos para publicar en libros y revistas. De hecho, incluso antes de las ilustraciones relacionadas con dichas publicaciones, algunos llamaban a las obras dibujísticas y pictóricas de este estilo “Arte Imaginativo”, aunque también se acuñó el término “género fantástico” y con seguridad este te resulta más familiar.
Así pues, la fantasía contenía la ciencia ficción, y algunos de sus autores se volvieron por demás prominentes. Desde 1863 hasta 1905, el autor francés Julio Verne empleó más de 4000 xilografías y dibujos para ilustrar su serie de novelas Voyages Extraordinaires. La antología incluía títulos clásicos como Viaje al centro de la tierra (1864), De la tierra a la luna (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1869) y La vuelta al mundo en ochenta días (1873).
Poco después, el ilustrador Warwick Goble proporcionó las imágenes de la novela de H.G. Wells “La guerra de los mundos” en su primera edición en 1898. Sin embargo, las imágenes aterradoras más comúnmente asociadas con el libro vinieron de la mano del artista brasileño Henrique Alvim Corrêa, quien ilustró el libro en su edición de 1906.
Ilustración de Henrique Alvim Corrêa para la edición de 1906 de La Guerra de Los Mundos de H. G. Wells.A lo largo de la primera mitad del siglo XX, las ilustraciones de ciencia ficción (o sólo Fantasía, como se le conocía en ese momento) se publicaron principalmente en revistas pulp como Amazing Stories, Wonder Stories, Weird Tales, Captain Future y Fantastic Adventures. El arte pulp apareció como pinturas de portada y arte de historias interiores junto con la ficción escrita por muchos autores pulp conocidos, incluidos Edgar Rice Burroughs, Ray Bradbury, H.P. Lovecraft, H. G. Wells y Arthur C. Clarke.
El arte parece un aliado natural de aquello que habla de lo desconocido y lo maravilloso, de mundos y perspectivas en las cuales aventurarse, aunque también hay que saber ponerlo al servicio de nuestra búsqueda por la representación de algo que en primera instancia es sólo ficción, un mundo imaginario.
¿Alguna vez has intentado crear obras de este tipo?, ¿Cuáles crees que son los elementos más importantes al dibujar fantasía y dibujo de ciencia ficción? Quizás en este punto del espectro artístico no parece haber limitaciones o una sóla forma de trabajar, pero con esta introducción queremos que te sea posible dibujar fantasía y dibujo de ciencia ficción, dejando que todo aquello que quieres contar a través de la magia o la tecnología encuentre las herramientas para manifestarse ante tus espectadores.
Tears of the III Millenium, obra origial del famoso artista Luis Royo.Dibujar fantasía y dibujo de ciencia ficción: Diferencias y similitudes
Wikipedia nos dice que pese a ser comparada a menudo con la ciencia ficción y el terror —porque son las categorías principales de la ficción especulativa—, la fantasía se distingue de la ciencia ficción por la verosimilitud de los elementos narrativos.
Una narrativa de ciencia ficción es poco probable, aunque aparentemente posible a través de la extrapolación científica o tecnológica lógica, donde las narrativas de fantasía no necesitan ser científicamente posibles. Los autores tienen que depender de la suspensión de la incredulidad de los lectores, una aceptación de lo increíble o imposible en aras del disfrute, para escribir fantasías efectivas. Lo mismo es cierto a la hora de dibujar fantasía y dibujo de ciencia ficción como tal.
La literatura siempre ha incluido elementos sobrenaturales y fantásticos. Los textos religiosos antiguos, como la Epopeya de Gilgamesh, contienen elementos de fantasía. El Enûma Eliš, por ejemplo, es una antigua epopeya de creación babilónica en la que el dios Marduk mata a la diosa Tiamat, un tema común en el género de fantasía moderno: una batalla cósmica entre el bien y el mal.
El antiguo Egipto tenía géneros literarios tanto románticos como fantásticos. El mito con elementos fantásticos destinado a adultos también fue un género importante de la literatura griega antigua, y Las mil y una noches (o Noches árabes), una compilación de muchos cuentos populares antiguos y medievales, es la ficción más conocida del mundo islámico.
La mitología hindú fue una evolución de la mitología védica anterior y tenía muchas más historias y personajes fantásticos, particularmente en las epopeyas indias. El Panchatantra (Fábulas de Bidpai), por ejemplo, utilizó varias fábulas de animales y cuentos mágicos para ilustrar los principios indios centrales de la ciencia política. Por su lado, la mitología nórdica, tal como se encuentra en la Edda Mayor y la Edda Menor, incluye figuras como Odin y sus compañeros Aesir [considerados dioses celestiales a diferencia de los Vanir, que son dioses de la naturaleza], y enanos, elfos, dragones y gigantes.
Estos elementos han sido importados directamente a varias obras de fantasía, sin embargo —y por si tenías la duda— sí se tiene una buena idea sobre cuándo comenzamos a entender y representar la fantasía como todos podemos verla hoy en día.
Arte conceptual para la serie El Señor de los Anillos: Los Anillos del Poder, del artista Simon Murton. (Imagen: Amazon)Fantasía Moderna
Aunque The King of the Golden River (1841) de John Ruskin es anterior, se suele decir que la historia de la literatura fantástica moderna comienza con George MacDonald, el autor escocés de novelas como The Princess and the Goblin y Phantastes (1858), esta última ampliamente considerada como la primera novela de fantasía jamás escrita para adultos.
J. R. R. Tolkien y C. S. Lewis citaron a MacDonald como una gran influencia. William Morris, un poeta inglés que escribió varias novelas en la última parte del siglo, incluido El pozo en el fin del mundo, fue el otro gran autor de fantasía de esta era.
Con todo y a pesar de la influencia futura de MacDonald con At the Back of the North Wind (1871), la popularidad de Morris entre sus contemporáneos y The Wonderful Visit (1895) de H. G. Wells, la ficción fantástica no llegó a grandes audiencias hasta el siglo XX.