Las órdenes contemplativas valoraban la meditación, la introspección y la experiencia directa de lo divino, y en muchos casos, promovían la creación de imágenes que reflejaban una conexión personal con Dios. Estos enfoques artísticos a menudo se alejaban de los cánones oficiales impuestos por la jerarquía eclesiástica, ya que tendían a expresar visiones personales del mundo espiritual que no siempre estaban alineadas con la rígida iconografía aprobada por la Iglesia (Panofsky, 1955).
El temor de la Iglesia al arte que se alejaba de los cánones oficiales no era infundado. La libertad en la representación espiritual ponía en riesgo la autoridad de la institución al permitir visiones individuales y menos controladas de la fe. Por ejemplo, los franciscanos espirituales defendían una relación más íntima y directa con la divinidad, y sus representaciones artísticas a menudo reflejaban esta cercanía a través de imágenes más humanas y compasivas de Cristo y los santos, en contraposición al enfoque monumental y trascendente preferido por la alta jerarquía eclesiástica (McGinn, 1991).
La represión de estas expresiones dentro de la Iglesia resultó en la imposición de un estilo artístico más uniforme y controlado, donde los artistas de las órdenes contemplativas se vieron forzados a adaptarse a las convenciones establecidas o a ser silenciados. Así, la Iglesia no solo buscó regular la representación externa para consolidar su hegemonía sobre las culturas conquistadas, sino que también se dedicó a eliminar cualquier forma de representación artística interna que pudiera amenazar su monopolio sobre la interpretación de lo divino.
Mosaicos de la Puerta Imperial en la antigua basílica de Santa Sofía de Constantinopla (Estambul, Turquía)Esta lucha interna entre la jerarquía eclesiástica y las órdenes contemplativas tuvo como resultado un arte que, durante gran parte de la Edad Media, se enfocó en lo simbólico y esquemático, asegurando que todas las representaciones tuvieran un propósito didáctico y estuvieran al servicio de la doctrina oficial (Belting, 1994). De esta manera, se limitaba la posibilidad de que el arte se convirtiera en una herramienta de introspección personal, manteniendo a los fieles dentro de los límites de lo permitido por la autoridad eclesiástica.
3. El Renacimiento y la revalorización de la figuración: Redescubrimiento del arte clásico (1300 d.C. - 1600 d.C.)
La representación simbólica y el surgimiento del arte figurativo
Con el comienzo del Renacimiento en el siglo XIV, se produjo un resurgimiento del interés en la representación figurativa, impulsado por una combinación de factores sociales, culturales y económicos. Este período vio una revalorización de la razón, la observación y el estudio de la naturaleza, influenciado por los textos clásicos redescubiertos, así como por el desarrollo de nuevas técnicas y el mecenazgo de poderosas familias italianas como los Medici.
Beato de Facundo, f°186v La Mujer y el Dragón.Roger Bacon y el Apoyo Papal
La influencia de Roger Bacon y el apoyo de sus ideas por parte de la Iglesia católica fue crucial para este renacimiento artístico. Aunque Bacon había vivido en el siglo XIII, sus ideas sobre la observación empírica y la importancia del estudio de la naturaleza influyeron a generaciones posteriores. La Iglesia, aunque motivada por fines religiosos, se convirtió en uno de los principales promotores del arte figurativo, utilizando las obras para enseñar las historias bíblicas a un público en gran medida analfabeto.
El Enfoque de Roger Bacon: Ciencia, Religión y Representación
Bacon creía que la ciencia y la fe no eran incompatibles, sino que se complementaban. Para él, el estudio del mundo natural era una forma de conocer a Dios y honrar su creación. Su filosofía puede resumirse en la idea de que el mundo creado por Dios debía ser comprendido a través de la razón y la observación empírica, y que la ciencia podía ayudar a revelar las leyes que Dios había establecido en el universo.
El mundo visible era una manifestación de las leyes divinas, y por lo tanto, la observación del mundo no solo era una tarea científica, sino también un acto de reverencia hacia Dios. Comprender el funcionamiento de la luz, el color y la forma era, por ende, una forma de entender mejor la voluntad divina.
Giotto di Bondone. La expulsión de los demonios de Arezzo, 1297-1299.Este concepto tiene resonancias con las ideas posteriores del naturalismo renacentista, donde el énfasis en la precisión anatómica y la observación empírica de la naturaleza se convirtió en una de las principales características del arte de la época. Los pintores del Renacimiento, inspirados por estas ideas que apoyó la iglesia, comenzaron a representar el cuerpo humano, la naturaleza y la luz con una fidelidad y realismo que reflejaban el ideal baconiano de honrar la creación divina a través de la verdad visual.
Innovaciones técnicas renacentistas: El desarrollo de la perspectiva y el óleo
El interés de la Iglesia en un arte naturalista llevó a la adopción de métodos científicos para representar el espacio tridimensional en una superficie plana. La perspectiva lineal, desarrollada por artistas como Filippo Brunelleschi y teorizada por Leon Battista Alberti, permitió a los artistas crear un sentido convincente de profundidad y espacio tridimensional en sus obras (Alberti, 'De Pictura', 1435). Esta técnica transformó la manera en que los artistas concebían y representaban la realidad, dando lugar a composiciones mucho más realistas y detalladas.
Otro avance crucial fue el desarrollo de la pintura al óleo, que permitió una mayor riqueza de colores y detalles en las obras. Jan van Eyck, uno de los primeros maestros del óleo, utilizó esta técnica para crear efectos de luz y textura que eran imposibles de lograr con las técnicas anteriores de temple (Van Mander, 1604). La capacidad de trabajar en capas y de realizar modificaciones en las pinturas al óleo ofrecía una flexibilidad sin precedentes, lo que contribuyó a la evolución de la pintura figurativa.
Piero della Francesca. La resurrección de Cristo, 1463-1465La influencia de la matemática y la geometría en el arte
El Renacimiento también se caracterizó por una creciente interacción entre el arte y la ciencia. Los artistas comenzaron a estudiar matemáticas y geometría para mejorar la precisión y el realismo de sus obras. Leonardo da Vinci, en particular, combinó su conocimiento de la anatomía, la física y la geometría para crear algunas de las imágenes más icónicas del Renacimiento. Su famoso dibujo del 'Hombre de Vitruvio' es un ejemplo perfecto de cómo los principios matemáticos fueron aplicados para entender y representar el cuerpo humano con precisión y armonía (Kemp, 2006).