El Renacimiento llegó a su fin, y los métodos de representación figurativa desarrollados durante dicho periodo comenzaron a utilizarse para otros fines. Artistas como Pontormo y Rubens crearon perspectivas imposibles, colores irreales y escenas que sólo existían en el mundo de la imaginación y la fantasía, llevando la representación figurativa más allá de la simple imitación de la realidad hacia territorios nuevos y emocionales. Estos cambios marcaron un alejamiento de la armonía clásica y dieron paso a una nueva era en la evolución del arte figurativo.
En este artículo analizaremos cómo las herramientas de la figuración continuaron desarrollándose después del Renacimiento y los nuevos fines que se les dieron, destacando su uso en el Manierismo, el Barroco y el Rococó, y cómo estos estilos afectaron la evolución de la representación visual.
El Manierismo y la transición hacia el Barroco: Ruptura y evolución en la representación figurativa
Tras el esplendor del Renacimiento, surgió un nuevo movimiento artístico que reaccionó contra las normas establecidas: el Manierismo. Este movimiento, que floreció entre 1520 y 1600, se caracterizó por su inclinación hacia la complejidad y la sofisticación, buscando efectos estilísticos que desafiaban las proporciones y las normas de la representación naturalista renacentista. Los manieristas, como Jacopo Pontormo, Parmigianino y El Greco, experimentaron con composiciones dinámicas y poses complicadas que daban una sensación de inestabilidad y tensión emocional (Shearman, 1967).
Parmigianino. La Virgen del cuello largo, 1534-1540.El término “manierismo” proviene de la palabra italiana “maniera”, que alude al estilo refinado y deliberadamente artificioso de estos artistas. A diferencia de sus predecesores renacentistas, los manieristas no se centraban tanto en la armonía y el equilibrio, sino en la creación de efectos visuales impactantes y emotivos. Las figuras se alargaban, las proporciones se exageraban, y los colores se volvían más intensos y contrastantes, todo con el objetivo de provocar una reacción emocional más fuerte en el espectador (Freedberg, 1981). Este enfoque rompió con la búsqueda de la perfección clásica del Renacimiento y abrió el camino hacia formas más expresivas de representación.
La transición hacia el Barroco: El Concilio de Trento y la Iglesia católica
El Manierismo fue un precursor del Barroco, y la transición entre estos dos estilos estuvo marcada por un contexto histórico significativo: el Concilio de Trento (1545-1563). La Iglesia católica, en respuesta a la Reforma protestante, decidió utilizar el arte como herramienta de propaganda para reafirmar la fe y atraer a los fieles de vuelta a la Iglesia (O'Malley, 2013). Como resultado, los principios manieristas de complejidad y expresividad fueron adaptados y transformados para generar un arte más directo, monumental y emocional, que pudiese transmitir el poder y la gloria de la Iglesia.
Pontormo. El Descendimiento de la cruz, 1525-1528.Artistas como Federico Barocci y Caravaggio empezaron a introducir elementos barrocos en sus obras, intensificando el uso del claroscuro, aumentando el dramatismo y el realismo de las escenas, y creando composiciones que parecían romper el espacio del espectador para involucrarlo directamente en la narrativa visual. Estas innovaciones técnicas y conceptuales fueron fundamentales para la consolidación del Barroco como el estilo dominante del siglo XVII (Haskell, 1980). La representación se transformó en un vehículo de persuasión y devoción, donde la teatralidad se usaba para comunicar emociones profundas y llevar al espectador a una experiencia casi espiritual.
El Barroco: Un arte al servicio de la teatralidad y el poder
El Barroco se desarrolló a partir de las bases manieristas, pero amplificó la teatralidad y el dramatismo para un propósito claro: impactar al espectador y movilizar sus emociones. En este contexto, el Barroco se convirtió en el arte de la grandiosidad, tanto en la representación religiosa como en la política. Este estilo fue abrazado tanto por la Iglesia católica como por monarquías absolutas, como la de Luis XIV en Francia, que utilizó el arte para proyectar la imagen de un poder supremo y divino (Blunt, 1973).
El Greco. El entierro del conde de Orgaz, 1586.Luis XIV, conocido como el “Rey Sol”, hizo uso del arte como un medio de propaganda para consolidar su poder. Bajo la dirección de Colbert, Luis XIV promovió la creación de la Real Academia de Pintura y Escultura, que tenía como objetivo centralizar y controlar la producción artística del reino. De esta manera, el arte barroco francés se convirtió en una herramienta para glorificar al monarca y promover la idea de una monarquía fuerte y centralizada. Las pinturas y decoraciones del Palacio de Versalles son un claro ejemplo de cómo el arte barroco fue utilizado para impresionar y sobrecoger a los visitantes, creando una imagen de poder inigualable (Mitchell, 1980).
El Barroco utilizó técnicas como el claroscuro de manera extrema, con artistas como José de Ribera, quien empleó contrastes violentos de luz y sombra para dirigir la atención del espectador y aumentar la carga emocional de sus composiciones (Gombrich, 1989). Los pintores barrocos también jugaron con la perspectiva y los puntos de vista para crear efectos de movimiento y profundidad que hacían que sus obras parecieran casi tridimensionales. Gian Lorenzo Bernini, uno de los máximos exponentes del Barroco, logró trasladar estas mismas cualidades a la escultura, creando figuras que parecían cobrar vida y moverse ante los ojos del espectador (Wittkower, 1997).
Caravaggio. Santo Entierro, ca. 1602-1604.¿Te gustaría aprender a dominar la representación figurativa al estilo de los grandes maestros del Barroco, como Caravaggio y Rubens? Con nuestra clase de dibujo de representación, podrás desarrollar técnicas que te permitirán captar la realidad con precisión, controlando la luz, la sombra y la perspectiva para transmitir emociones poderosas. Descubre cómo perfeccionar tus habilidades artísticas y llevar tu obra a un nuevo nivel de realismo y expresividad. [Conoce más sobre la clase aquí].
El Barroco y la evangelización en las colonias: Arte como herramienta de conversión
El Barroco no sólo se desarrolló en Europa como un arte al servicio de la grandiosidad y la propaganda política, sino que también fue utilizado como una herramienta de evangelización en las colonias americanas. La Iglesia católica, con el objetivo de expandir su influencia en el Nuevo Mundo, empleó el arte barroco para transmitir sus enseñanzas y persuadir a las poblaciones locales de adoptar la fe cristiana. Las imágenes religiosas, cargadas de dramatismo y simbolismo, se convirtieron en un medio efectivo para comunicar conceptos espirituales complejos a una audiencia que muchas veces no compartía el idioma ni las costumbres europeas (Bailey, 2005).