Las obras de Roy Lichtenstein son bastante bien conocidas en el mundo del pop art. De hecho, apuesto a que son muchos más los que han visto sus obras que los que saben realmente quién fue el creador de dicha obra -o al menos, quién la hizo tan famosa como para aparecer en sombrillas, ropa, y todo tipo de accesorios.
Y no es que a los artistas pop les incomode tal cosa; aquello de acabar hasta en los calcetines del público en general es parte de su magia. De hecho, pareciera un reto constante de su parte hacia las sociedades modernas, sus valores, su cultura popular y por supuesto, el creciente consumismo de dichas sociedades.
Al igual que una parte considerable del arte contemporáneo que ha ganado fama desde el siglo XX y lo que va del XXI, el arte pop ha sido calificado regularmente con las etiquetas de “banal”, “vacío” o “absurdo”, pero sus representantes han demostrado y compartido en más de una ocasión lo que hay realmente tras de su obra.
La crítica puede ser implacable con artistas como Roy Lichtenstein y por otro lado, la mayor parte de los espectadores pueden no entender demasiado de qué va el arte pop, al menos en primera instancia, aunque sí que pueden ser atraídos por su appeal y eso es una de sus grandes ventajas, así que aquí podrás conocer mejor a este gran artista, su obra y su mensaje.
Roy Lichtenstein: Breve Semblanza
Roy Fox Lichtenstein se crió en el Upper West Side (Manhattan, NY) y asistió a la escuela pública hasta los doce años. Luego asistió a la Dwight School de Nueva York, donde se graduó en 1940. Su familia era una de clase media-alta, donde su padre, Milton, era un corredor de bienes raíces y su madre Beatrice, un ama de casa.
Lichtenstein entró en el mundo del arte y el diseño a manera de pasatiempo, uno que llegó a su vida a través de la escuela. También era un ávido fanático del jazz, y se dice que solía asistir a menudo a conciertos en el Teatro Apollo de Harlem. De hecho, solía dibujar retratos de los músicos a los que había visto tocar, pero las obras de Roy Lichtenstein como las conocemos hoy tardarían un poco más en llegar.
En su último año de secundaria, en el año de 1939, Roy se inscribió en clases de verano en la Art Students League de Nueva York, ahí trabajó bajo la tutela de Reginald Marsh, pintor americano nacido en París.
Lichtenstein era judío aunque no solía hablar de ello. Quizás no era algo demasiado relevante en su vida, pero es probable que se viese a sí mismo reflexionando acerca del tema cuando sus estudios en la Universidad Estatal de Ohio (Ohio State University), a la que había ingresado por su oferta de cursos y licenciatura en Bellas Artes, se vieron abruptamente interrumpidos por una estancia de tres años en el ejército durante y después de la Segunda Guerra Mundial, entre 1943 y 1946.
Después de esto trabajó como empleado de hospital, como dibujante y como artista. Volvió a la Universidad Estatal de Ohio para terminar sus estudios y ahí estuvo bajo la tutela de Hoyt L. Sherman, quien sería un maestro de gran influencia personal para él, una que se vería reflejada en sus obras.
Posteriormente, Lichtenstein se graduó y fue contratado como instructor de arte, un puesto que ocupó de forma intermitente durante los siguientes diez años. En 1949, Lichtenstein recibió una Maestría en Bellas Artes de la Universidad Estatal de Ohio y dos años después, tuvo su primera exposición en sólo en la Carlebach Gallery en Nueva York con una alineación de obras bastante interesante, que oscilaban entre el Cubismo y el Expresionismo.
De ahí en adelante su carrera despegó. Durante la década de 1960, junto con Andy Warhol, Jasper Johns y James Rosenquist -entre otros- Roy Lichtenstein se convirtió en una figura destacada del nuevo movimiento artístico.
Las obras de Roy Lichtenstein, a decir de algunos, definieron la premisa del pop art a través de la parodia. Inspirado por la tira cómica, Lichtenstein produjo composiciones precisas que documentaban a la vez que parodiaban, a menudo de manera intencionalmente irónica.
Su obra estuvo influenciada por la publicidad popular y el estilo del cómic y se consideró "disruptiva". Un dato interesante es que Lichtenstein describió el arte pop como "no una pintura 'estadounidense', sino una pintura industrial".
10 Obras de Roy Lichtenstein
Algunas son más famosas que otras, pero todas las obras de Roy Lichtenstein tienen su sello incomparable. Una cosa podemos decir sobre su arte es que, aunque muchas veces se creyó que se trataba de una mera copia de la creación de alguien más, su perspectiva siempre estuvo presente y nada tuvo que ver con plagiar el trabajo de otros artistas.
Las obras que aquí presentamos no están organizadas en orden de popularidad (más bien es cronológico), así que te dejamos a ti la crítica sobre cada una de ellas (la de Mirror #1, por ejemplo, es una de las que más me gustan).
Popeye, 1961
Popeye fue una de las primeras pinturas pop de Lichtenstein. La creó en el verano de 1961. Al principio, eligió personajes inmediatamente reconocibles, como Mickey Mouse y Popeye (aquí, Popeye aparece con su rival Bluto).
La obra también se distingue por ser una de las últimas en las que Lichtenstein firmó su nombre en la superficie de la imagen; El crítico Michael Lobel ha señalado que parece haberlo hecho con creciente incertidumbre en esta pieza, combinándola con un logo de copyright que se repite en forma de lata abierta encima de ella.
Algunos han sugerido que el golpe de Popeye fue pensado como una respuesta astuta a una de las ideas dominantes en la crítica de arte contemporáneo: que el diseño de una imagen debe tener un impacto visual inmediato. De ser así, sería un brillante y habilidoso (aparte de gráfico) golpe a lo establecido.
Mientras que la mayoría creía que esto debería lograrse con el arte abstracto, Lichtenstein demostró aquí que también se puede lograr tomando prestado de la “cultura baja”.
Obra Maestra (Masterpiece), 1962
En las obras de Roy Lichtenstein nos podemos dar cuenta de que su autor es un cuenta cuentos. Sus escenas, que suelen estar contrastadas por tonalidades primarias fuertes, nos permiten ver fragmentos de conversaciones, pensamientos e intercambios. Esto le permite al espectador sumergirse en la introspección de los personajes, que suelen ser muy expresivos.