Osamu Tezuka, dios del manga
Osamu Tezuka

Osamu Tezuka, dios del manga... o padre del manga, o padrino del manga; a este hombre incluso se le ha denominado "El Walt Disney de Japón" (aunque quizás en esto último hay quienes señalarían en su lugar a Hayao Miyazaki y sus asociados de Estudio Ghibli, pero hasta Miyazaki cita a Tezuka como influencia) por sus logros, que aunque parezcan cosa simple, aquí verás la magnitud que llegaron a tomar a base de una estética que se ha vuelto un producto de exportación cultural.

Y aunque en realidad el primero en acuñar el término manga fue el mismísimo Katsushiha Hokusai (el autor de La Gran Ola de Kanagawa, puedes leer más sobre él y otros grandes artistas del Ukiyo-e en nuestra publicación "Arte Ukiyo-e: el mundo flotante y 7 de sus exponentes" ) refiriéndose a dibujos simples que sus aprendices podían copiar por diversión, se le atribuye a Tezuka el haber hecho de la historieta y la animación japonesa lo que es hoy.

Nuestra publicación dará una vuelta por su vida y lo más importante de su legado. Quizás parezca apenas una mirada a lo que es una larga y exitosa carrera, pero intentar abarcarlo todo sería una tarea casi titánica por la cantidad de trabajos que llegó a realizar este grande del dibujo.

Osamu Tezuka, dios del manga

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Osamu Tezuka

La historia de Tezuka comienza de manera no muy diferente a la de la mayoría de nosotros, Incluso en cuanto al dibujo se refiere. Antes de que el mundo se refiriera a él como “Osamu Tezuka, dios del manga” se trató del mayor de tres hijos, nacido en 1928 en la prefectura de Osaka. Su familia era bastante común: abogados, doctores, algunos militares, nada sorprendente para sus tiempos.

Su padre fue ingeniero, pero mantenía una cierta pasión por las historietas. Lo que se dice es que tenía su buena colección en casa y fue a través de esto que su hijo conoció a dos de sus más grandes influencias: Walt Disney y Max Fleischer (este último es especialmente famoso por personajes como Popeye el marino y Betty Boop)

El conocerlos fue probablemente lo mejor que le pudo pasar en la vida si consideramos que acabó dedicándose enteramente al dibujo, aunque esta no era su idea desde un principio. Se dice que devoraba los cómics de Disney al igual que sus películas, poniendo como ejemplo la de Bambi, que se sabe vio más de 80 veces.

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Bambi, de Walt Disney

Estas fueron sus influencias más obvias, pero no las únicas. En sus trabajos podemos encontrar muchas pistas alrededor de estas. Otro buen ejemplo es aquel en el que Osamu Tezuka, dios del manga, acompañaba a su madre al Teatro de la ciudad de Takarazuka (ciudad donde vivía), donde el show de la troupe Takarazuka Revue estaba compuesto en su enteridad por un elenco femenino.

Estas idas al teatro con su mamá, en palabras del propio Tezuka, también tuvieron gran impacto en sus obras y le evocaban un constante sentimiento de nostalgia.

Adicionalmente encontró inspiración también dentro de Japón, tanto en el dibujante Suiho Tagawa, como en el hombre al que se considera el padre de la ciencia ficción japonesa, Unno Jūza.

Con estas referencias revoloteando libre y felizmente en su mente infante, comenzó a dibujar sus propios mangas cuando apenas se encontraba en el segundo grado de primaria. Muy inspirado (especialmente por las animaciones de Walt Disney) dibujaba tanto, que a veces su mamá tenía que borrar algunas cosas de sus cuadernos para poder darse abasto. 

Si bien su familia era en general de corte bastante conservador, su hobby siempre fue bien apoyado por sus padres quienes le compraban los cuadernos y materiales de arte necesarios para que le diera vuelo a su imaginación.

Osamu Tezuka, dios del manga… ¿O doctor?

Osamu Tezuka, dios del manga
Osamu Tezuka en 1953

En realidad, el hobby que disfrutaba tanto, el dibujo, no fue su primera opción en cuanto a ocupaciones se refiere.

Cuando era un adolescente casi pierde ambos brazos ante una infección, así que cuando su doctor logró sacarlo adelante se sintió profundamente inspirado a estudiar medicina para poder ayudar a otros como aquel médico de cabecera lo había ayudado a él. Por supuesto, esto no quiere decir que haya dejado de dibujar.

La cosa fue algo así: a los 15 años, tomó el nombre artístico de “Osamushi” (el cuál es el nombre de un escarabajo y resultaban en un buen juego de palabras con su propio nombre),  creó sus primeras obras amateur y siguió dibujando. Luego, cuando cursaba la preparatoria, fue enviado a trabajar a una fábrica para apoyar el esfuerzo de Japón durante la Segunda Guerra Mundial... y siguió dibujando y escribiendo manga.

Así, también se mantuvo dibujando por hobby durante todos sus estudios de medicina en la Universidad de Osaka. De hecho, el primer trabajo que logró vender fue para un periodico para niños en Osaka poco antes de ingresar a estudiar medicina. “El Diario de Ma-chan” se llamaba aquel cómic de cuatro paneles, y fue el primero con el que logró ganar fama como dibujante.

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El Diario de Ma-chan, de Osamu Tezuka

Ya que logró generar algo de interés, pronto vendió otro trabajo basado en una historia occidental, “La Nueva Isla del Tesoro”, que se convirtió en la primera de muchas adaptaciones que haría -si uno lo piensa, tiene bastante sentido ya que sus primeras influencias fueron de tipo occidental-. Se dice que disfrutaba mucho el tomar estas historias y ponerles un giro muy personal.

“La Nueva Isla del Tesoro” fue muy bien recibida y esta vez le valió fama a nivel nacional, por lo que se volvió un punto decisivo en su carrera. Él mismo se percató de que lo que estaba logrando con el dibujo era en serio, y aunque en aquellos tiempos el ser un mangaka (un dibujante de manga, pues) no era algo muy bien remunerado ni se acerca a lo que es hoy, si lo puso a pensar acerca de cambiar de profesión.

Preguntó a su madre si creía que debía de perseguir el ser dibujante de manga a tiempo completo y lo que le dijo ella fue “Deberías trabajar en lo que más te guste”, así que Osamu Tezuka, dios del manga, nació después de que tomó estas palabras como un consejo de corazón. Decidido a dedicarse de tiempo completo al manga, se graduó como médico, y utilizó muchos de sus conocimientos para dar gran credibilidad a sus obras.

Osamu Tezuka, dios del manga: trabajos más notables

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Osamu Tezuka y sus creaciones

Fue aún durante sus estudios de medicina (ya estando resuelto a convertirse en un dibujante) que Osamu Tezuka publicó una trilogía memorable que se encuentra entre sus primeras obras maestras, por lo cual ya la he acomodado en este siguiente apartado de nuestra publicación. ¿de cuáles obras estamos hablando?

  • Lost World (1948)
  • Metrópolis (1949)
  • Nextworld (1951)

Las cuales, ya hacían gala de elementos tempranos de steampunk.

Lost World (1948)

Osamu Tezuka, dios del manga
Lost World, de Osamu Tezuka

En esta historia, la primera serie de la gran trilogía de Osamu Tezuka, dios del manga, un nuevo planeta ha comenzado a aproximarse a la tierra. Es un planeta muy similar a la Tierra pero sobre el que nada se sabe, así que los científicos deciden aventurarse a explorarlo. Pronto se encuentran con que está habitado por dinosaurios y mamíferos como osos, lo que recuerda a la Tierra misma en un periodo muy antiguo.

Se dice que el planeta -denominado Mamango- se separó de la tierra hace 5 millones de años y que estaba regresando por primera vez desde entonces.

La historia es interesante desde el inicio, ya que narra cómo cierta noche, un detective privado de nombre Higeoyaji presencia un asesinato y conoce a un joven de nombre Shikishima Kenichi, que posee un grado de estudios de doctorado y la clave para el incidente que él presenció.

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Lost World, de Osamu Tezuka

Este Doctor Shikishima encuentra el pedazo de una piedra que ha caído desde el Planeta Mamango, es una piedra que genera una energía tremenda, así que la llama “piedra de energía”, construye un cohete a base de explotar sus capacidades energéticas y se dirige al planeta para explorarlo junto con un equipo conformado por el Doctor Butamaro,  que está especializado en ciencias, los humanos botánicos de nombre Ayame y Momiji, un conejo llamado Mi-chan con inteligencia humana y el detective Higeoyaji.

Pero no todo será tan sencillo, ya que el equipo se dará cuenta que hubo polizones (entre ellos, un periodista) que lograron colarse a la nave y que querían llegar al planeta por sus propias y egocéntricas razones.

Metrópolis (1949)

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Metropolis, de Osamu Tezuka

También conocida como “Metrópolis de Osamu Tezuka” o “El Angel Robótico”, siendo el último un nombre asignado en Europa en respuesta a una objeción de la Fundación Friedrich Wilhelm Murnau, famoso director de cine que cuenta con los derechos de autor de una película con el mismo nombre, bastante conocida en el mundo del cine de ciencia ficción, aunque en este caso, no es citada realmente como una influencia directa de Tezuka.

Y no es que Osamu Tezuka, dios del manga, tuviera algún problema al dar a conocer sus influencias abiertamente, sino que en este caso él mismo comentó que ni siquiera había visto la película al momento de estar trabajando en esta, una de sus historias más icónicas y obras maestras; de hecho, sólo había visto un afiche acerca de la película de Murnau en una revista para cuando ya trabajaba en su propia Metrópolis.

Metrópolis cuenta una historia de ciencia ficción sobre un planeta Tierra muy afectado por la actividad de las manchas solares. En un futuro lejano, manchas solares extraordinariamente grandes son detectadas en el sol. Por aquel entonces, una secta denominada “La Facción Roja” le ordena al Dr. Lawton, que es un científico que ha estado estudiando las celulas artificiales, que desarrolle un humanoide, lo cual hace y culmina denominándolo Mitchy.

Osamu Tezuka, dios del manga
Metropolis, de Osamu Tezuka

Pero el Dr. Lawton escapa de su laboratorio junto con Mitchy al darse cuenta de que La Facción Roja desea utilizar a Mitchy con propósitos malignos. Lamentablemente, La Facción Roja logra matar al Dr Lawton y es entonces que Mitchy queda bajo el cuidado de un tal detective Higeoyaji, que se encontraba en el lugar del asesinato (si te suena familiar la escena, es que haz estado poniendo atención: tú muy bien).

Un buen día, Mitchy se da cuenta de que no es humano y lo que es peor, se enfurece al saber que fue creado como una herramienta… lo que lo lleva a buscar venganza junto a otros humanoides en contra de los humanos.

Por cierto, esta obra fue publicada justo cuando Tezuka comenzó a tratar a sus personajes de manga como Kenichi, Higeoyagi, el Sr. Hanamaru y Duke Red como si fueran actores reales. Esto quiere decir, que también aparecían personificando diferentes papeles en diferentes obras.

Nextworld (1951)

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Nextworld, de Osamu Tezuka

Nextworld es una historia que comienza el último día del planeta Tierra. Es un manga bastante largo y muy propio de los trabajos de ciencia ficción de Osamu Tezuka, dios del manga aún no consumado, siendo de hecho uno de los trabajos que marcó ese sello característico en su concepción de la ciencia ficción.

En esta historia, otra raza humana es creada como resultado de pruebas nucleares, su nombr es “Fumoon”.

Pero nadie sabe en realidad sobre la existencia de esta raza, excepto un científico de nombre Dr. Yamadano, quien le advierte al mundo sobre un peligro inminente, pero nadie lo escucha.

Simultaneamente, una guerra esta estallando entre la República de la Estrella y la Federación Urano (o Uran Feredation), mientras que nubes de gas tóxicas se estan moviendo hacia el planeta Tierra. La otra raza humana, los Fumoon, ya saben acerca del peligro que esto significa, así que seleccionan 50,000 tipos de animales y 500 personas obedientes que entonces colocan en una nave espacial para dejar la Tierra, con las nubes de gas acercandose cada vez más a la Tierra que hacen parecer el día final del planeta algo inminente.

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Nextworld, de Osamu Tezuka

Existe una anécdota bastante conocida al respecto de esta obra, y es que originalmente, Tezuka había escrito un manuscrito de 700 páginas (algunos dicen que de 1000) para este manga, pero que después lo acortó -muy contra su voluntad, eso sí- a unas 400 ya que el editor pensó que 700 páginas eran demasiado.

De aquí en adelante, Osamu Tezuka, dios del manga, trabajó un montón. Y en realidad, si que fue un montón: se habla de más de 500 episodios de anime y de más de 700 volúmenes de manga en su obra, aunque lo cierto es que algunos de sus trabajos destacan mucho más que otros y uno estos, probablemente el más icónico, es Astro Boy, originalmente nombrado Mighty Atom en el manga.

Astro Boy (1952)

Osamu Tezuka, dios del manga
Tetsuwan Atom / Astro Boy, de Osamu Tezuka

Mighty Atom es un manga de ciencia ficción acerca de un robot humanoide llamado Atom (o Astro en la serie animada) que tenía la forma de  un chico con un poder milagroso de 100,000 caballos de fuerza. La historia se desarrolla en una sociedad del siglo XXI.

En ella el Dr. Tenma, Director General del Ministerio Japonés de Ciencias y su equipo crean un robot en abril 7, 2003, usando la tecnología más avanzada del momento. El Dr. Tenma había perdido a su hijo único, Tobio, en un accidente de auto, así que decide que el robot luzca exactamente como él.

Al principio el Dr. Tenma adora al robot como si se tratase en realidad de su hijo, pero su ilusión se va convirtiendo en enojo ya que el robot no crece en absoluto. Así que un día, el Dr. Tenma vende al pobre robot a un circo cuya principal atracción es un show de robots.

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Tetsuwan Atom / Astro Boy, de Osamu Tezuka

Ahí es donde el robot obtiene su nombre de Atom y es forzado a actuar para el circo, pero por fortuna, el Dr. Ochanomizu, que es ni más ni menos que el sucesor del Sr. Tenma a la cabeza del Ministerio de Ciencias, libera a Atom, y es de hecho gracias también a los esfuerzos de Ochanomizu que los robots obtienen derechos humanos y son liberados al fin.

Sus aventuras fueron maravillosamente trasladadas a la televisión y se convirtieron en uno de los monumentales trabajos de Osamu Tezuka, dios del manga, no solo en el sentido de la vividez de su historia o de sus personajes, sino porque trajo consigo un cambio épico en la historia de la animación japonesa. Esta primera serie animada de televisión en Japón formó la base para una larga y floreciente cultura de la animación japonesa.

El éxito de Astro Boy también dejó en claro para las estaciones de televisión el hecho de que la animación podía ser rentable incluso si se hacía con un presupuesto apretado, aunque lamentablemente esto produjo una situación negativa en la que los animadores eran constantemente forzados a trabajar demasiado con salarios muy bajos.

Se dice que en aquellos días, no había patrocinadores que mostraran interés alguno en “series animadas” a menos que estuvieras dispuesto a “producir tu trabajo con un bajo presupuesto”.

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Astro Boy, la serie animada de 1980

La industria del anime ha crecido mucho desde entonces, se ha convertido en todo un fenómeno cultural y en un producto de exportación bastante importante, y aunque no a todos los animadores les va tan bien, definitivamente su trabajo es digno de admirar en todos los casos.

Yo mismo tengo recuerdos muy agradables sobre Astro Boy de Osamu Tezuka, dios del manga, debido a la serie animada a color -que fue la versión de 1980- que transmitieron cuando yo era pequeño (tendría alrededor de unos 6 años). Fue realmente una de las primeras series de ciencia ficción de anime con las que tuve contacto, siendo Gatchaman o “Fuerza G” la siguiente que recuerdo.

Resulta realmente nostálgico pensar de vuelta en la canción de opening de la serie, algunas de sus aventuras y antagonistas y la tierna relación que tenía con su hermana, Uran, y debo decir, que realmente quedabas envuelto en la historia con cada episodio.

Osamu Tezuka, dios del manga
Tetsuwan Atom / Astro Boy, de Osamu Tezuka

La forma en que Osamu Tezuka, dios del manga consumado y para algunos también del anime, se puso a plasmar los mundos dentro de su mente y a transformarlos en historias que han dado forma incluso a toda una realidad social, nos habla de que tan lejos puede llegar uno si en realidad disfruta de lo que hace, sin importar que para algunos otros sólo sean “dibujitos”.

Así que lo de “Osamu Tezuka, dios del manga” quizás suene a mucho para algunos, pero si le quitas el factor espiritual y/o religioso a la palabra, queda la noción de lo grande que puede llegar a ser alguien y que tanto puede tocar a otros con sus dibujos.