Luis Nishizawa, el espíritu de lucha al que hacemos honor en Ttamayo
En este texto, exploraremos la figura de Luis Nishizawa, cuya influencia y colaboración fueron fundamentales para el establecimiento y la consolidación de ttamayo. Maestro de pintura de nuestra fundadora, Luz García Ordoñez, el maestro Nishizawa fue conocido por muchos como el maestro de las técnicas pictóricas. Es gracias a sus más de 50 años de labor docente que las mismas llegaron hasta las manos de muchos artistas y que llegarán a las de otros artistas del futuro.
Luis Nishizawa Flores, uno de los artistas más prominentes de México en la segunda mitad del siglo XX, dejó un legado perdurable tanto en el ámbito de la docencia de las artes visuales como en el patrimonio cultural de México. Su obra, profundamente arraigada en la tradición artística de su país y en las raíces de su padre japonés, refleja una síntesis única de técnicas y sensibilidades que lo han convertido en una figura venerada en el panorama artístico mexicano.
Luis Nishizawa, sus primeros años
Nishizawa nació el 2 de febrero de 1918 en la Ciudad de México, de padre japonés y madre mexicana. Desde una edad temprana, mostró un talento excepcional para el arte, y su padre alentó su inclinación artística. A los 24 años, ingresó a la Academia de San Carlos en la Ciudad de México, donde estudió bajo la tutela de los distinguidos artistas José Clemente Orozco y Diego Rivera. Estas influencias tempranas marcaron profundamente su estilo y enfoque artístico.
La influencia de la educación japonesa proporcionada por su padre Nishizawa Kenjiro, originario de la prefectura de Nagano, fue fundamental en su formación. Desde temprana edad, Nishizawa fue inculcado con valores de disciplina, dedicación y excelencia en su trabajo, principios arraigados en la cultura japonesa. Su padre, alentándolo a seguir el camino de la pintura, no solo le brindó apoyo emocional, sino que también estableció estándares de exigencia que forjaron su ética laboral y su compromiso con la excelencia artística.
Esta educación temprana sentó las bases para la disciplina y la rigurosidad que caracterizarían el trabajo y la carrera de Nishizawa en el futuro. Su compromiso con la calidad y su incansable búsqueda de la perfección reflejan la influencia duradera de los valores transmitidos por su padre.
La figura del profesor Chávez Morado fue crucial en la vida y formación del joven artista. Más allá de impartir conocimientos técnicos, Chávez Morado transmitió valores fundamentales sobre la importancia de compartir el arte y las enseñanzas con otros. Fue el maestro Chavez quien le compro a Nishizawa su primer cuadro.
La generosidad del maestro Nishizawa y compromiso con el desarrollo artístico de sus alumnos se vieron también influenciadas por otro gesto significativo, cuando el maestro Benjamín Coria le regalara su primer caja de acuarelas, un acto simbólico que representaba el apoyo y la confianza en el talento emergente de Nishizawa.
Estos gestos no solo le proporcionaron herramientas materiales para su trabajo, sino que también simbolizaron el espíritu de colaboración y solidaridad que caracterizaba la relación entre maestro y discípulo. A través de la guía y el estímulo de Chávez Morado, entre otros maestros, Nishizawa no solo adquirió habilidades técnicas, sino que también internalizó valores de generosidad, compromiso y responsabilidad hacia la comunidad artística, sentando así las bases para una carrera marcada por la colaboración y el intercambio de conocimientos.
La obra de Luis Nishizawa
Una de las características más distintivas de la obra de Nishizawa es su dominio magistral de la técnica de la acuarela. Desde sus primeros años como estudiante, mostró un talento innato para esta difícil técnica, y a lo largo de su carrera, perfeccionó su dominio de la acuarela hasta convertirse en uno de los acuarelistas más destacados de México. Su habilidad para capturar la luz, el color y la atmósfera en sus acuarelas le valió el reconocimiento y la admiración de críticos y colegas.
Además de la acuarela, Nishizawa también experimentó con una variedad de otras técnicas y medios, incluyendo el óleo, el grabado, la tinta, encáustica, temple, cerámica, diferentes técnicas murales, etc. A lo largo de su carrera, exploró una amplia gama de temas en su trabajo, desde paisajes naturales y bodegones, hasta retratos, escenas cotidianas de la vida mexicana e incluso pintura abstracta. Su capacidad para capturar la belleza y la serenidad de la naturaleza mexicana en sus pinturas lo convirtió en uno de los paisajistas más destacados de su generación.
Nishizawa y las técnicas de los grandes maestros
La influencia de los grandes maestros fue para Luis Nishizawa fundamental en su formación artística. Un día, mientras hojeaba revistas y libros antiguos en la Lagunilla, se topó con la obra de Vermeer, especialmente "La dama del sombrero rojo", lo cual significó un momento revelador y desafiante. Este encuentro fortuito despertó en él una profunda curiosidad por la técnica y la expresividad en la pintura.
Asi mismo sus maestros, como Luis Sahagún, Benjamín Coria y Julio Castellanos, jugaron un papel crucial en su desarrollo. Sahagún, con su conocimiento de la técnica de los pintores florentinos y venecianos, le introdujo en "Il libro dell’Arte" de Cennino Cennini, una obra que influyó significativamente en su comprensión de las técnicas pictóricas y la devoción artesanal. Por otro lado, Benjamín Coria, con su experiencia en Europa y sus relaciones con artistas como Foujita, Picasso y Modigliani, no solo le enseñó dibujo y pintura, sino que también compartió historias fascinantes sobre la escena artística parisina.
Coria destacaba la importancia de la técnica mixta, alternando entre temple y óleo, lo que dejó una marca duradera en la práctica artística de Nishizawa. Además, Julio Castellanos contribuyó a su formación artística al alimentar su curiosidad y pasión por el arte, brindándole una visión más amplia sobre las posibilidades creativas y la importancia del contexto histórico en la producción artística. Estas influencias colectivas moldearon su enfoque artístico y su aprecio por la tradición técnica, al tiempo que le inspiraron a explorar nuevas posibilidades creativas en su propio trabajo.
Julio Castellanos, otro apasionado por la técnica, desempeñó un papel significativo en la formación artística de Luis Nishizawa. Como traductor del tratado "Los materiales de pintura y su empleo en el arte" de Max Doerner junto a Celia Calderón, Castellanos estaba siempre atento a los progresos de sus alumnos. Durante las clases de dibujo al desnudo, frecuentemente solicitaba a Nishizawa que compartiera su trabajo, lo que propiciaba largas conversaciones centradas en la técnica.
Castellanos compartía generosamente sus propias experiencias y experimentos, revelando detalles sobre el uso de la caseína para imprimar lienzos y el temple graso (pútrido) para crear texturas y luminosidad en sus obras. El resultado de sus esfuerzos se refleja en la impecable calidad, limpieza y luminosidad de sus cuadros, lo que valida su dedicación y habilidades artísticas. Estas interacciones profundizaron el entendimiento de Nishizawa sobre las posibilidades técnicas en la pintura y dejaron una marca perdurable en su desarrollo como artista.
Luis Nishizawa en su faceta docente
La filosofía de compartir y devolver a la sociedad son valores que estarían presentes desde su formación, donde la influencia de su mentor, Chávez Morado, es palpable.
La visión de Chávez Morado como mentor se materializó en un acto significativo cuando, al percibir la vocación pedagógica de Nishizawa, decidió legarle su clase de técnicas y materiales en la Academia de San Carlos al momento de su retiro. Cátedra que le lego de la mano de una frase: "Nishi, no te olvides de las técnicas, los están enviando a la guerra sin fusil". Este gesto no solo simbolizaba la confianza y el reconocimiento hacia el talento y la capacidad de Nishizawa, sino que también representaba la transmisión generacional de conocimientos y valores dentro del ámbito artístico.
Al confiarle la responsabilidad de continuar con su legado docente, Chávez Morado aseguró que las técnicas y enseñanzas que él mismo había recibido y perfeccionado a lo largo de su vida no se perdieran, sino que se perpetuaran a través del compromiso y la dedicación de su discípulo.
Fue precisamente en la clase de técnicas y materiales de la hoy FAD donde la maestra Luz García Ordóñez tuvo la oportunidad de conocer a Luis Nishizawa. Durante 11 años, la Maestra Luz desempeñó el papel de asistente de Nishizawa en talleres foráneos que el maestro impartía a nivel nacional, lo que le permitió no solo aprender de su maestro, sino también colaborar estrechamente con él en la transmisión de conocimientos a las nuevas generaciones de artistas.
Nishizawa y Japón
Una de las influencias más significativas en la obra de Nishizawa fue su herencia cultural japonesa. Aunque nacido en México, siempre mantuvo un fuerte vínculo con la cultura y la estética japonesas, y esta influencia se reflejó en su obra de diversas formas. En particular, la estética del nihonga-e, una forma tradicional de pintura japonesa que se centra en la simplicidad y la elegancia, tuvo un impacto profundo en su enfoque artístico. La influencia del nihonga-e se puede ver en la composición y el manejo del espacio en sus obras, así como en su uso de la tinta y la acuarela para crear efectos de luz y sombra.
El retorno a las raíces culturales fue un aspecto crucial en la carrera artística de Luis Nishizawa, y esto se manifestó de manera notable en su obra mural de cerámica "Fugetsu een nen", concluida en 1981 en la estación de Keisei-Ueno. Este mural, que representa las banderas en forma de carpa conocidas como "koinobori" y los rehiletes, captura la esencia de Fushikaden, una imagen tradicional japonesa que simboliza la fuerza, la vitalidad y la renovación. A través de esta obra, Nishizawa no solo homenajeó a sus raíces japonesas, sino que también reafirmó su conexión con la cultura y las tradiciones de su tierra natal. El mural se convirtió en un testimonio visual de su profundo respeto por la historia y la estética japonesas, así como en una expresión de su habilidad para fusionar las influencias culturales de oriente y occidente en su arte.
A lo largo de su vida, Nishizawa recibió numerosos premios y reconocimientos por su obra, tanto en México como en el extranjero. Su trabajo fue exhibido en museos y galerías de diversos países, y sus obras se convirtieron en parte de importantes colecciones públicas y privadas. Además de su trabajo como artista, Nishizawa también fue un educador dedicado, enseñando en varias instituciones de arte en México junto a varios profesores adjuntos que lo acompañaron en esta batalla por compartir las técnicas de pintura, su pasión y conocimiento con las generaciones más jóvenes de artistas.
El pensamiento de Nishizawa
Estas reflexiones provienen de Luis Nishizawa, quien destaca la importancia continua de la técnica en el arte a pesar de la aparente libertad artística de la época actual.
Nishizawa subrayo que la técnica sigue siendo fundamental en la expresión artística, ya que permite organizar y moldear las materias primas de acuerdo con una intencionalidad específica. Además, enfatizo que si bien la técnica y los materiales han evolucionado a lo largo de los siglos, la búsqueda de perdurabilidad ha sido una constante en la historia del arte.
Para Nishizawa, comprender los fundamentos físicos y químicos de la técnica es importante, pero aún más crucial son las actitudes mentales y espirituales del creador, así como la intencionalidad detrás de la obra plástica, que son los verdaderos elementos que dan vida a la creación artística.
Con estas palabras, Luis Nishizawa concluye su texto "Consideraciones de la técnica como libertad de expresión", destacando que todo lo que ha realizado lo ha hecho lo mejor posible, sin preocuparse por pertenecer a una corriente artística en particular, sino siguiendo únicamente los impulsos de su corazón y escuchando las voces de su sangre. Estas voces, que a veces le dicen "Grita" y otras "Canta", reflejan los distintos aspectos de su propia expresión artística. Su objetivo siempre ha sido ofrecer una ventana a aquellos que contemplan su obra, permitiéndoles encontrarse o perderse en ella, con la certeza de que, en última instancia, siempre encontrarán una sonrisa o un amoroso anhelo de felicidad en su arte. Estas palabras encapsulan la filosofía y la pasión detrás del trabajo de Nishizawa, así como su profundo compromiso con la libertad creativa y la expresión personal en el arte.
Para concluir, es relevante mencionar las palabras de Luz García Ordóñez respecto a las motivaciones que llevaron al maestro Luis Nishizawa a dedicarse con tanto fervor al conocimiento y la enseñanza de las técnicas plásticas. Nishizawa, inspirado por su maestro Coria, quien enfatizaba la importancia de lograr una unidad entre el material y el pintor para crear obras de calidad, se comprometió profundamente con la exploración y experimentación técnica. Motivado por los materiales que le fueron legados por sus propios maestros, se embarcó en una búsqueda continua de conocimiento, investigando a fondo en libros y adquiriendo un compromiso de búsqueda de las mejores prácticas para su enseñanza.
Aunque el panorama del arte estaba experimentando una transformación hacia la libertad expresiva, Nishizawa no abandonó los procesos del pasado, pues creía que la verdadera libertad requería de herramientas sólidas. Su enfoque hacia la enseñanza técnica se alineó con la metodología universitaria, aunque tuvo que adaptarse a cambios bruscos, como la reducción de la duración de las clases técnicas.
Para Nishizawa, la pintura y sus materiales eran las armas indispensables en la "guerra" del conocimiento artístico, y consideraba que no se podía alcanzar la verdadera libertad creativa sin dominar estas herramientas. En sus propias palabras, "No puedes ir a la guerra sin fusil", destacando así la importancia de la preparación técnica en el ejercicio profesional del arte.