Los orígenes de la representación figurativa: Del arte rupestre al arte grecorromano (30,000 a.C. - 300 a.C.)
¿Qué es la representación?
Para todos los que tenemos oficios creativos (pintores, joyeros, diseñadores, arquitectos, modistas, etc.), la capacidad de representar a voluntad es indispensable, pues a más cercanía haya entre tu mente y lo que deseas crear, más rápido llegas a ello y mejor puedes manifestar tus ideas. Desde sus primeros pasos, la representación ha sido una herramienta clave para entender el entorno, comunicar ideas, y preservar conocimientos.
No se trata sólo de replicar la apariencia de algo, sino también de transmitir significados y emociones más allá de lo tangible. En el contexto artístico, la representación se convierte en una expresión visual que va más allá de lo puramente descriptivo: es una manera de dar forma al pensamiento, a la espiritualidad y a la creatividad. Sin embargo, hoy día las habilidades de representación gráfica no son comúnmente enseñadas y esto - en mayor o menor medida - se lo debemos a las vanguardias.
Las Vanguardias y su impacto
A lo largo del siglo XX, el surgimiento de las vanguardias artísticas marcó un punto de inflexión en la historia del arte. Movimientos como el cubismo, el expresionismo, el surrealismo y el arte abstracto desafiaron las convenciones tradicionales, promoviendo nuevas formas de expresión que privilegiaban la conceptualización, la subjetividad y la experimentación. Si bien estas corrientes enriquecieron el panorama artístico y ampliaron las posibilidades creativas, también provocaron un desplazamiento del énfasis en la enseñanza de la representación figurativa dentro de las instituciones académicas.
En las universidades y academias de arte, la atención se centró progresivamente en explorar conceptos innovadores y en fomentar la libertad expresiva, a menudo en detrimento del aprendizaje riguroso de las técnicas tradicionales de dibujo y pintura figurativa. Como consecuencia, muchos artistas profesionales, incluso aquellos que han completado estudios superiores en arte, se encuentran con vacíos significativos en su conocimiento y habilidad para representar fielmente la figura humana, el espacio y los objetos observados.
Este alejamiento de los métodos clásicos de representación ha generado una brecha en la formación artística contemporánea. La ausencia de un fundamento sólido en técnicas como el dibujo anatómico, la perspectiva lineal, el claroscuro y la composición geométrica limita las herramientas expresivas disponibles para los artistas y dificulta la comprensión profunda de la historia y evolución del arte.
La representación a través de la historia y su importancia
Interesantemente esta no es la primera vez que se le hace la guerra a la representación pictórica. Ha ocurrido varias veces y en diversas culturas, en el arte cristiano de la edad media, en el arte islamico y en cierto movimiento de pintura china durante el siglo XIII, por poner algunos ejemplos.
Sin embargo la capacidad de representar ha sido un pilar fundamental para el desarrollo de las culturas humanas. Por ejemplo en las sociedades prehistóricas, las representaciones gráficas no solo tenían un valor estético, sino también un sentido práctico y cultural.
En este y los próximos textos haremos un viaje a través de la historia y la práctica de la representación figurativa. Analizaremos hitos desde la prehistoria hasta el siglo XX, profundizando puntos clave como el renacimiento, el barroco, el neoclásico y las vanguardias.
En este artículo en particular, exploramos cómo la práctica de la representación evolucionó, empezando desde el arte rupestre y pasando por las primeras civilizaciones que desarrollaron una capacidad artística más compleja.
La representación en las cavernas
Las primeras manifestaciones del arte humano se encuentran en las pinturas rupestres de lugares como Altamira, Lascaux y Chauvet, y datan de hace más de 30,000 años (Clottes, 2008). Estas representaciones, generalmente de animales, manos humanas y figuras abstractas, han fascinado a historiadores y antropólogos durante generaciones (Lewis-Williams, 2002). La interrogante principal es: ¿de dónde surge el deseo de representar?
Plasmar sueños y visiones
Algunos investigadores sugieren que estas primeras representaciones podrían estar relacionadas con el mundo espiritual (Lewis-Williams & Dowson, 1988). Los pueblos prehistóricos tenían una cosmovisión compleja, en la cual la naturaleza, los animales y el hombre se interconectaban mediante rituales y creencias (Eliade, 1964). Las pinturas rupestres podrían haber sido un medio para plasmar visiones y sueños, quizás relacionadas con experiencias chamánicas, donde los límites entre el mundo físico y el espiritual se desdibujaban. De esta manera, el arte no solo reflejaba lo que veían, sino también lo que sentían y lo que imaginaban.
Hitos importantes y comunicación
Otra posible razón para el origen del arte rupestre es la necesidad de comunicar y registrar hitos importantes (Conkey, 1980). Las figuras de animales y escenas de caza podrían ser una forma de enseñar tácticas a otros miembros del grupo o de documentar éxitos que fortalecieran la cohesión del clan (Mithen, 1996). Estos registros visuales eran, en esencia, los primeros "documentos" que los humanos crearon para transmitir información crucial, incluso antes del desarrollo de la escritura.
Teorías antropológicas y artísticas
Existen varias teorías antropológicas sobre por qué surgieron las representaciones en el arte prehistórico. André Leroi-Gourhan, por ejemplo, propuso que las pinturas rupestres obedecían a una organización simbólica del espacio, vinculada a creencias y rituales de fertilidad (Leroi-Gourhan, 1965). Por otro lado, David Lewis-Williams postuló que estas imágenes eran producto de estados alterados de conciencia, relacionados con prácticas chamánicas (Lewis-Williams, 2002). Ambas teorías coinciden en que las primeras manifestaciones artísticas iban más allá de la mera descripción del entorno, estando profundamente ligadas a la vida espiritual y social de los grupos humanos.
Evolución hacia la pintura figurativa
Con el paso del tiempo, la representación fue evolucionando desde imágenes simples hacia formas más complejas y figurativas. La capacidad de observar y plasmar detalles con mayor precisión se desarrolló con la mejora de las herramientas y técnicas, como los pigmentos elaborados a partir de minerales y óxidos (Clottes, 2008). Las figuras humanas y animales empezaron a adquirir volumen y dinamismo, lo que muestra una comprensión cada vez mayor de la anatomía y el movimiento (Gombrich, 1989).
La representación simbólica y el surgimiento del arte figurativo
En sociedades tempranas, la representación simbólica se integraba con la vida cotidiana de los grupos humanos, estableciendo vínculos de identidad y cohesionando la experiencia colectiva. A medida que las herramientas y los pigmentos se volvieron más sofisticados, las representaciones pasaron a ser cada vez más detalladas, incorporando técnicas de sombreado y texturas para añadir volumen (Clottes, 2008). Esta evolución técnica también fue acompañada de un profundo cambio social: los individuos empezaron a reconocer el potencial del arte como un medio no solo de registro de su entorno, sino de interpretación del mismo, reflejando emociones, aspiraciones y experiencias.
Influencia de los rituales en la evolución figurativa
Una de las teorías más aceptadas sobre la evolución del arte figurativo sostiene que los rituales tuvieron un papel central en la creación y la conservación de las representaciones (Leroi-Gourhan, 1965). Estas ceremonias, realizadas en lugares específicos como cuevas, generaban un entorno en el que el arte tenía un rol mágico y espiritual. Las pinturas podían haber sido utilizadas para propósitos como la invocación de la caza o la protección de la comunidad. De este modo, la pintura figurativa no solo fue un avance técnico, sino también una extensión del comportamiento ritual humano.
Estas primeras representaciones figurativas no solo eran un reflejo del entorno, sino también un medio para conectar a las comunidades a través del tiempo y el espacio, estableciendo una base simbólica compartida que se ha mantenido hasta nuestros días.
El contexto social de las primeras representaciones
A medida que el arte figurativo evolucionó, se convirtió en una herramienta poderosa para el desarrollo de las sociedades humanas. En muchas culturas, las representaciones eran fundamentales para transmitir valores y creencias. De acuerdo con estudios recientes, el arte prehistórico era esencial para enseñar, no solo habilidades técnicas como la caza, sino también las normas y valores de la comunidad (Mithen, 1996).
La continuidad del arte figurativo en las sociedades posteriores muestra cómo las comunidades humanas lograron establecer un lazo cultural a través del tiempo. Estas primeras obras artísticas sentaron las bases para la representación visual que, siglos más tarde, se transformaría en las complejas formas de pintura y escultura que conocemos hoy.
Transición de la Prehistoria a las Primeras Civilizaciones
A medida que las sociedades humanas evolucionaron, también lo hicieron las formas de representación. Tras el periodo de las pinturas rupestres, la representación comenzó a convertirse en un componente más estructurado y significativo en las primeras civilizaciones. Durante la transición hacia el Neolítico, los seres humanos dejaron de ser únicamente cazadores-recolectores y comenzaron a establecerse en comunidades agrícolas más complejas. Esto trajo consigo nuevos desafíos sociales y culturales que motivaron la creación de formas de arte más avanzadas.
En las primeras civilizaciones, como Mesopotamia y Egipto, la representación se convirtió en una herramienta para simbolizar el poder, la religión y el orden social. Las primeras muestras de arte figurativo evolucionaron hacia el desarrollo de esculturas, relieves y pinturas murales que no solo buscaban representar el entorno, sino también establecer y consolidar estructuras jerárquicas y religiosas. En Egipto, por ejemplo, el arte adquirió un carácter sagrado y tenía reglas muy específicas sobre cómo debían representarse las figuras humanas, basadas en la importancia simbólica de cada parte del cuerpo (Robins, 1997).
El arte en estas culturas pasó de ser un medio para la supervivencia y la conexión espiritual, a convertirse en un elemento esencial para la representación del poder y la continuidad de las estructuras religiosas. Las técnicas de representación se refinaron a medida que los artistas experimentaban con diferentes materiales y métodos, como el uso de frescos en las tumbas egipcias o los relieves narrativos en los templos mesopotámicos, que contaban historias de conquistas y ofrendas a los dioses.
Este avance hacia una representación más controlada y sistemática fue el preludio del desarrollo del arte greco-romano. Las culturas mediterráneas heredaron muchas de estas técnicas, pero las refinaron y las adaptaron para enfatizar la anatomía humana y la belleza idealizada, estableciendo un nuevo estándar de representación figurativa.
Arte greco-romano: La evolución de la figuración
La visión filosófica de la representación: El 'Ion' de Platón
La representación en el arte no siempre fue vista con los mismos ojos, y los debates filosóficos en torno a su valor han sido una constante desde la Antigua Grecia. Platón, en su diálogo 'Ion', muestra una visión crítica hacia la representación artística, argumentando que los artistas no tienen un conocimiento verdadero de lo que representan, sino que son meros imitadores de la realidad (Platón, 'Ion'). Para Platón, la realidad última está en el mundo de las Ideas, y el arte es solo una copia de las copias, una forma inferior de conocimiento. Esta visión filosófica influyó profundamente en el pensamiento greco-romano y, posteriormente, en la visión del arte durante la Edad Media.
Apeles y la maestría técnica en el mundo grecorromano
En contraste con la visión filosófica crítica de Platón, los artistas del mundo grecorromano llevaron la representación figurativa a un nivel de excelencia técnica sin precedentes. Apeles, uno de los pintores más célebres de la Antigüedad, fue conocido por su habilidad para representar la realidad con una precisión y belleza que maravillaban a sus contemporáneos. Sus obras se destacaban por la precisión anatómica, el uso magistral de la luz y la sombra, y una composición equilibrada que influenciaría a generaciones posteriores de artistas (Plinio el Viejo, 'Historia Natural').
La pintura grecorromana no se limitaba a la representación de la figura humana; también incluía paisajes y escenas mitológicas que buscaban capturar la esencia de la vida y la naturaleza. Las técnicas desarrolladas durante este periodo, como el uso del encáustico y los frescos en Pompeya, establecieron las bases para la pintura mural que florecería más tarde en el Renacimiento.
Pompeya y los retratos del Fayum: Realismo y expresión
Las ciudades de Pompeya y Herculano, sepultadas por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., nos han dejado ejemplos fascinantes de pintura figurativa. Los frescos que decoraban las villas romanas muestran un dominio técnico y una capacidad de expresión que permiten vislumbrar la vida cotidiana, las creencias y los valores de la sociedad romana. En estas obras, se evidencia un intento por capturar la tridimensionalidad y la profundidad espacial, empleando técnicas como el claroscuro y la perspectiva atmosférica (Ling, 1991).
Por otro lado, los retratos del Fayum, creados en Egipto durante el periodo romano, son un ejemplo destacado de la combinación de técnicas grecorromanas con una sensibilidad local. Estos retratos funerarios, pintados sobre tablas de madera, lograban un grado de realismo impresionante y mostraban una clara intención de capturar la esencia del individuo retratado, anticipando el retrato realista del Renacimiento (Walker, 2000).
El abandono de la figuración
Pese al tiempo que tomó desarrollar las herramientas de representación, con la conversión del imperio romano al cristianismo la opinión pública respecto a ella cambiaría, lo que durante la edad media traería consigo la progresiva desaparición de los métodos de representación así como de múltiples técnicas pictóricas, entre ellas la encáustica.
Y no sería hasta el renacimiento que las técnicas de representación se comenzaron a desarrollar una vez más, casi partiendo de cero. De esto hablaremos en el siguiente texto.
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Bibliografía:
Clottes, Jean (2008). La Prehistoria Explicada a Todos. Espasa-Calpe.
Referencia sobre las pinturas rupestres en Altamira, Lascaux y Chauvet, y la evolución de la representación figurativa en la prehistoria.
Lewis-Williams, David (2002). The Mind in the Cave: Consciousness and the Origins of Art. Thames & Hudson.
Explicación sobre las pinturas rupestres relacionadas con el mundo espiritual y los estados de trance.
Lewis-Williams, David & Dowson, J. D. (1988). The Signs of All Times: Entoptic Phenomena in Upper Palaeolithic Art. Current Anthropology.
Propuesta sobre las representaciones relacionadas con experiencias chamánicas.
Eliade, Mircea (1964). Shamanism: Archaic Techniques of Ecstasy. Princeton University Press.
Contexto sobre la cosmovisión y los rituales de los pueblos prehistóricos.
Conkey, Margaret (1980). The Identification of Prehistoric Hunter-Gatherer Aggregation Sites: The Case of Altamira. World Archaeology.
Referencia sobre la necesidad de comunicar y registrar hitos importantes.
Mithen, Steven (1996). The Prehistory of the Mind: A Search for the Origins of Art, Religion, and Science. Thames & Hudson.
Referencia a la importancia del arte rupestre en la cohesión del grupo y la transmisión de conocimientos.
Leroi-Gourhan, André (1965). Préhistoire de l'Art Occidental. Presses Universitaires de France.
Propuesta sobre la organización simbólica del espacio y la influencia de los rituales en el arte prehistórico.
Gombrich, Ernst (1989). The Story of Art. Phaidon Press.
Explicación sobre la evolución hacia la pintura figurativa y el desarrollo del volumen y dinamismo en las figuras.
Robins, Gay (1997). The Art of Ancient Egypt. Harvard University Press.
Referencia sobre el arte egipcio, su carácter sagrado y las reglas para la representación de figuras humanas.
Platón. Ion.
Crítica filosófica de la representación artística y su influencia en el pensamiento greco-romano.
Plinio el Viejo. Historia Natural.
Descripción de la habilidad de Apeles y su maestría técnica en la pintura grecorromana.
Ling, Roger (1991). Roman Painting. Cambridge University Press.
Información sobre los frescos de Pompeya y las técnicas de claroscuro y perspectiva atmosférica.
Walker, Susan (2000). Ancient Faces: Mummy Portraits in Roman Egypt. British Museum Press.
Referencia sobre los retratos del Fayum y la combinación de técnicas grecorromanas con sensibilidad local.