El término performatividad, en cuanto a pintura se refiere, fue acuñado a partir del movimiento artístico conocido como expresionismo abstracto dentro del cual fue acuñado el término action painting.

El término action painting fue principalmente empleado para describir ciertos aspectos del movimiento de pintura abstracta conocido como expresionismo abstracto, movimiento del cual el pintor Jackson Pollock fue la figura más reconocida. Dicho término hace alusión al acto mismo de pintar, además de enfatizar el registro sobre el lienzo de este suceso como otro más de los valores estéticos de una obra de arte.

Clement Greenberg, el crítico de arte más importante de la época en que surgió el action painting, tenía la teoría de que por muchos siglos la pintura occidental había estado subordinada a la literatura. Por mucho tiempo se consideró que lo más significativo que tenía para ofrecer la pintura eran los temas que representaba.

Greenberg consideraba que al ser completamente representativa, la pintura había estado siempre al servicio de la narrativa, viéndose así limitadas las posibilidades que ésta posee por sí misma como lenguaje.

Esta reflexión concluía con la afirmación según la cual la pintura no sólo era valiosa por su capacidad de representación, pues con aquello que le era inherente (color, materia, transparencia, tono, formato, línea, punto, trazo, etcétera) podía transmitir con gran profundidad, sin requerir necesariamente de una imagen o de una narrativa.

Greenberg comparó la pintura con la música, a la que culturalmente no se le exige la inclusión de letra y tema. Aún en el caso de omitir la letra, es obvio que la música no pierde su capacidad de transmitir mensajes de manera igualmente significativa.

action painting

Jackson Pollock, esmalte sobre tela, 2.7 m x 5.31 m, 1950–1950.

 
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Phillip Guston, The Mirror, 1957, óleo sobre tela, 68 x 60 pulgadas.

La pintura de vanguardia

La historia de la pintura de vanguardia, según Clement Greenberg, muestra cómo los pintores se fueron rindiendo progresivamente ante la resistencia que ejerce el medio de la pintura; dicha resistencia consiste principalmente en la oposición del lienzo plano a sostener la ilusión de producir perspectivas convincentes de espacios y objetos reales. Consideraba que desde Monet, pasando por Picasso, la pintura poco a poco se había ido desprendiendo del yugo de la representación figurativa, para llegar a ser lo que fue desde un principio: pintura.

En síntesis, la postura que profesaba Greenberg respecto a la pintura era permitirle a ésta ser plana; se trataba de dejar a la pintura ser pintura y no una imitación de otra cosa, permitirle escurrir y gotear. Con esto se le daría a la pintura la posibilidad de impactarnos con lo que es por sí misma, en lugar de impactarnos tratando de ser algo más.

Por esto mismo, la pintura que más le interesaba a Greenberg era la pintura abstracta, que desde su punto de vista quizá debería ser simplemente llamada pintura. Los artistas que fueron los más significativos para este crítico son aquellos conocidos como expresionistas abstractos. Rothko, De Kooning, Motherwell y particularmente Jackson Pollock, entre otros.

Estos pintores fueron, precisamente, aquellos más defendidos por el crítico, siendo así que durante décadas fue entorno a la obra de estos artistas que giró su trabajo crítico más importante.

Sin embargo, Clement Greenberg no fue el único crítico relevante para el movimiento expresionista abstracto y tampoco fue su forma de pensar la única valiosa.

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Willem de Kooning, óleo sobre tela, 77 x 88 pulgadas, 1977.

Antecedentes del expresionismo abstracto

Muchos han criticado la postura de Greenberg por estar principalmente preocupada por lo formal y no tanto por el aspecto humano de la creación artística. ¿Realmente puede decirse que lo único que les interesaba a los pintores vanguardistas era dejar de representar espacios y objetos? ¿No había alguna razón que no fuera intelectual detrás de esta decisión?

Recordemos que los pintores fauvistas solían decir que después de la Primera Guerra Mundial ya no les era posible expresar el mundo con la pintura de la misma manera en que se había hecho por siglos. Decían que después de la guerra la forma antigua de usar el color y otros aspectos pictóricos no eran suficientes para transmitir su sentir. Ni siquiera la manera de pintar de Van Gogh, que era la principal influencia de muchos de estos artistas, les era suficiente.

Tal como el fauvismo, varios estilos pictóricos posteriores a la Iª Guerra Mundial consideraron que eran necesarias nuevas formas, no sólo de pintar, sino de hacer arte en general. Por muchas razones, el mundo moderno era un lugar diferente y requería ser expresado y representado de manera distinta. Después de la Segunda Guerra Mundial, este sentimiento se volvió incluso más fuerte entre los artistas de la época. El expresionismo abstracto termina de tomar forma durante este período, con algunos de sus artistas habiendo tenido que experimentar ambas guerras.

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Henri Matisse, El estudio rojo, óleo sobre tela, 1911.

Action painting como nuevo lenguaje

El expresionismo abstracto fue un movimiento dramático en muchos sentidos, tanto como lo fueron las vidas de muchos de sus representantes. Los artistas que formaron parte de esta corriente buscaron con su obra formas de expresar aquello para lo que, a su parecer, aún no existía un lenguaje. Una de estas nuevas formas de crear arte fue el action painting.

Profundamente influenciada, tanto por la circunstancias del mundo, como por el novedoso psicoanálisis y por la pintura automática de los surrealistas, el action painting liberaba por completo al artista de la necesidad de representar de manera precisa, e incluso de representar en sí. Con esto se obtenían manifestaciones pictóricas mucho más viscerales, logrando expresar a través de éstas aquello proveniente de un lugar del "alma" diferente de aquel del cual surgían las imágenes construidas.

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Joan Mitchell, Tríptico Girolata, óleo sobre tela, 194.9 x 301.6 cm, 1963.

Otra postura crítica ante la performatividad pictórica

El crítico de arte Harold Rosemberg consideraba que algunos de los pintores expresionistas abstractos habían realizado un descubrimiento de significado trascendental en relación a la historia y al lenguaje de la pintura occidental. Pensaba que estos artistas habían dejado de considerar el lienzo como una superficie en la cual pintar y la habían comenzado a emplear como una superficie sobre la cual registrar un acontecimiento. Sin embargo, este acontecimiento o acción no era representado; lo que se mostraba era el mismo encuentro expresivo entre el pintor y el lienzo.

Rosemberg consideraba que los expresionistas abstractos no pintaban imágenes, sino que pintaban pinturas. Al no haber representación en muchas de sus obras, no podían ser consideradas imágenes. Así mismo, decía que en estas pinturas aquello que podía percibirse era la propia actividad del artista sobre el lienzo, la cual quedaba registrada gracias a los trazos que el mismo producía con los materiales pictóricos.

De esta forma, los lienzos de pintura y las pinturas mismas habrían pasado a ser, en lugar de ventanas, arenas -como aquellas de las corridas de toros-. Y lo que se podía ver en estas arenas, por lo tanto, eran las huellas dejadas por lo acontecido sobre dicho terreno. Así, con el action painting nació una forma de hablar por primera vez sobre algo que la pintura había realizado por siglos, pero que ahora, al particularizarse, podía ser percibido con más claridad para la pintura occidental: el valor estético y "lingüístico" del gesto pictórico.

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Jackson Pollock pintando en su estudio de Long Island, foto por Hans Namuth

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