El Dibujo a la manera de Leonardo da Vinci
Leonardo Da Vinci es considerado por muchos el renacentista por excelencia, uno de los grandes pensadores de su época, así como uno de los pintores que hicieron renacer a la pintura después de la edad media.
Aunque no todos los renacentistas fueron artistas, algunos fueron grandes pensadores que fomentaron la liberación del control mental colectivo por parte de la iglesia, la individualidad y el pensamiento de avanzada. Leonardo da Vinci es visto como el renacentista por excelencia debido a que su trabajo aparenta –por su bastedad– haber sido hecho por muchos hombres y muchas mentes.
Leonardo abordó el dibujo como si fuera un científico anatomista o un doctor, estudiando cada parte del cuerpo hasta formarlo completo en su mente. Estaba interesado en sus funciones motrices e internas, externas y metafísicas, y con este conocimiento poder controlar el dibujo de manera precisa.
Leonardo, al igual que muchos otros pintores de su época, solía aplicar –incluso en sus dibujos técnicos– métodos del dibujo artístico. Existe uno en particular, el cual les fue heredado a los renacentistas por los pintores de la antiguedad, que pese a su sencillez permite producir una tremenda ilusión de tridimensionalidad, misma que deja a la mente visualizar lo que construye sobre el papel como algo real.
Este método era el siguiente: Entonar el papel antes de comenzar un dibujo, ya que nos permite sacar fácilmente medias sombras, sombras profundas y luces. Si el papel es entonado correctamente la valoración tonal permite generar sin mucho esfuerzo un efecto de tridimensionalidad contundente. Este aspecto de esta metodología fue muy apreciada y valorada por los artistas del renacimiento (incluso anteriores), y siguió siendo usado durante los siglos posteriores.
Para entonar los papeles en la antigüedad se utilizaban varios materiales, tintas, gredas, sanguinas, siennas, tierras y carboncillos, entre otros. Por lo general, estos materiales eran diluidos en medios fluidos y utilizados mediante aguadas. Las aguadas eran muy escasas de color y los tonos utilizados, muy agrisados, de hecho, ése es el gran secreto para entonar correctamente un papel. El color a utilizar en ellas debía ser más cálido que aquel con el que se iban a dibujar las sombras, y más frío que aquel con el que se habrían de colocar las luces. Muchos grandes pintores no solo valoraban sus papeles sino también sus gises y carbones, lo cual les brindaba un mayor control sobre su dibujo y ampliaba sus posibilidades plásticas, en particular la capacidad de ésta forma de dibujo para producir la sensación de tridimensión.